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sábado, 13 septiembre, 2025
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De la mano de un proyecto solidario, recuperan dos cantinas de La Boca

Las históricas cantinas de Suárez y Necochea, luego de sus años de gloria entre los 60 y los 80, decayeron en un área en la que el abandono, la desidia y la intrusión marcaron a fuego esa zona del barrio de La Boca.

Ahora, y luego de que las históricas cantinas Los tres Amigos y Gennarino fueran adquiridas por la Fundación CasaSan, se busca reconvertir esa zona en un área en la que la solidaridad y la ayuda social cambiarán para siempre la fisonomía urbana y social del lugar.

La iniciativa es impulsada por la presidenta de la Fundación, Mercedes Frassia, quien convirtió una tragedia personal, como puede ser la muerte de su hijo Santiago –víctima de la adicción a las drogas–, en un motor de cambio para la comunidad.

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Regreso. “La gran noticia es que vuelven las cantinas. Vuelve la alegría. Vuelve un lugar en el que uno podía festejar en familia y con amigos”, afirmó entusiasmada, y sin ocultar su felicidad, Mercedes, en su charla con PERFIL. Su visión apunta a que las cantinas se conviertan en un centro de pura actividad social, donde se prioricen la ayuda y el encuentro antes que el negocio.

Atenta a esta premisa, hoy, después del mediodía, en la histórica cantina Los tres Amigos se llevará a cabo una verdadera fiesta vecinal con shows musicales, actividad teatral y la posibilidad de recibir un plato de comida, que será entregado de manera gratuita por la fundación.

También habrá sorteos que tendrán como premio la entrega de cajas con alimentos, que fueron oportunamente donados por quienes acompañan a Mercedes en esta movida solidaria, la cual, aseguró Frassia, se repetirá todos los sábados.

Pero la apuesta de Mercedes por reconvertir esta zona de La Boca, en la que el abandono, la desidia y la intrusión son moneda corriente, va más allá de la reapertura de Los Tres Amigos, que abrió sus puertas en agosto pasado. Para marzo del año que viene, la presidente de la fundación tiene previsto inaugurar otro emblema de La Boca: la cantina Gennarino.

“Estamos en plena etapa de obras. Se encontraba en un estado que parecía imposible pensar en reabrirla. Sacamos 120 contenedores con la basura que se encontraba apilada en un patio interior”, explicó entusiasmada Frassia.

Más allá de la reapertura de las cantinas que impulsa la Fundación CasaSan, el muralista y artista plástico Alfredo Segatori también está al frente de dos proyectos artísticos culturales en la mítica esquina boquense.

En este caso, el Pelado Segator” abrió, a fines de agosto, una galería de arte en lo que fue la cantina Rimini. En las próximas semanas, también, comenzará con la restauración y puesta en valor de otra histórica cantina de la zona, Il Piccolo Vapore. Que también será un espacio de arte y exposición.

Centro. Un centro social y de contención. Pero el proyecto de la fundación va mucho más allá de la entrega de un simple plato de comida. En la cantina que ya se encuentra en funcionamiento, Los Tres Amigos, ofrecen diversos servicios para toda la comunidad del barrio:

◆ Apoyo psicológico: un profesional atiende por demanda espontánea tres veces por semana.

◆ Apoyo escolar y merienda: ofrecen clases de apoyo escolar y merienda para los niños del barrio, también tres veces por semana.

◆ Servicios sociales gratuitos: los sábados, el lugar se convierte en una feria de servicios con enfermería y peluquería gratis, además de las mencionadas fiestas con baile y concursos de talentos que se realizan los sábados, siempre buscando que la gente “se sienta en familia”.

Legado. Frassia cuenta que el proyecto social que está desarrollando en las tres sedes de CasaSan, en Olavarría al 800, el punto digital de Almirante Brown al 1300 y las cantinas de Suárez y Necochea, es un “legado” de su hijo fallecido, Santiago.

“Si CasaSan puede hacer algo, es recuperar la calle Necochea, que es la zona de la venta de drogas. Las obras serán con mi estilo, que parte de la felicidad de ayudar a otro y la actividad social con los más vulnerables. Es la construcción que teníamos que hacer”, relató.

Según explicó Mercedes, la restauración se realizó con una estrategia poco convencional: sin pedir seguridad ni recurrir a la policía. La clave fue construir comunidad y contar con el apoyo de los vecinos y con gente en situación de calle que se acercó a colaborar.

Para el trabajo más duro, Frassia contrató a cinco personas en situación de calle, quienes se convirtieron en su “escudo de protección” y demostraron que “se puede salir” de la vulnerabilidad.

La obra se financió casi por completo con donaciones de la gente y diferentes empresas, como MetroGas, por ejemplo, que hizo la instalación gratis.

Las cantinas, que estaban llenas de “pilas y pilas de botellitas de plástico de fernet y montañas de basura”, fueron limpiadas por el equipo, en una labor titánica que llevó meses. En este sentido, Mercedes contó que la basura que hacía años se amontonaba en un patio interno de la cantina correspondía a la gente que vivía en el hotel que estaba arriba de Gennarino”, recordó la arquitecta.

El resultado es un lugar icónico, con murales espectaculares y una iluminación que le da un nuevo rostro a la calle. “Nadie podía creerlo, pensaban que solo mostraba el render, que no iba a poder hacer nada. Pero bueno, aquí estamos, con una cantina abierta y otra en obras”, recuerda Frassia sobre la reacción de las autoridades. Hoy, la gente del barrio está “enloquecida” de alegría al ver que las promesas, por fin, se hicieron realidad.

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