La vienen apretando hace tiempo. Cuando se cansa, ella sale y habla. Pero ahora lo hizo como nunca: sí, Luciana Salazar dio un explosivo reportaje, donde se animó a una charla sin filtros sobre su vida personal y profesional, su hija Matilda y la sombra de Martín Redrado.
La rubia pasó por Ángeles y Demonios, donde charló con Angie Landaburu. Y, explosiva, emocional y sin pelos en la lengua, rompió el silencio sobre su historia personal y cómo ha reconstruido su vida bajo la mirada implacable del ojo público.
“La injusticia saca lo peor de mí”, firma. Y le avisa a todos los que le quieran hacer frente: “No soy vengativa, pero cuando me quieren arrinconar sin razón, me defiendo con uñas y dientes”. En el repo, Luciana confiesa que lo que más la desestabiliza no es el odio ni las críticas, sino sentirse tratada injustamente.
Desde disputas familiares hasta situaciones legales y mediáticas, habla de momentos donde fue señalada sin motivo, y de cómo eso despertó en ella una versión que ni ella misma reconocía: “Todo el mundo me quería ver mal a mí”.
En medio de rumores, escándalos y juicios mediáticos, Salazar dice que hubo un ensañamiento con su figura. «Sentía que no importaba qué hiciera, la intención era destruirme. Era como si mi caída fuera el espectáculo que todos esperaban. Ahora estoy primero en mi aceptación y no en la de los demás”.
En uno de los momentos más profundos del capítulo, Luciana Salazar revela cómo dejó de buscar aprobación externa. Después de años intentando encajar o caerle bien a todo el mundo, entendió que su bienestar empieza por cómo se ve ella misma: “Mi autoestima no puede depender del trending topic de turno. Hoy elijo estar bien conmigo, no con los demás. Cuando no te ven mal y no logran su objetivo, son más crueles”.
Y cierra: “Hay gente que no soporta que te levantes, que sonrías, que sigas adelante”. Según Luciana, cuando quienes quieren verte rota notan que estás fuerte, se vuelven más incisivos: “Te empujan más fuerte porque les molesta no haber ganado”.