Nuevamente arde Corrientes. En lo que va de 2025, en la provincia ya son 250.000 las hectáreas devoradas por el fuego. En esa vorágine, decenas de productores, bomberos y voluntarios tratan, desesperadamente, con los medios que tienen a su alcance, de sofocar las llamas que aparecen de manera imprevista. Tanques agrícolas convertidos e improvisados para proveer agua, tractores y sobre todo la cuadrilla de “menchos” y dueños de los campos que a la par, con cueros de oveja o ramas en mano, sacuden con fuerza contra el suelo sin parar. Todo sirve todo suma para tratar de neutralizar los focos ígneos en los campos. Si bien se dio, al igual que enero de 2022, un combo explosivo con variables como la falta de lluvias, una enorme cantidad de pasto seco que genera mucha combustión y un calor asfixiante, en la zona denuncian que los focos tienen una arista de “intencionales”. Para los productores sorprende que se inicien donde hay caminos vecinales o rutas y a la hora de la siesta. Hace unos días, LA NACION había informado que en siete días más de 116.000 hectáreas fueron consumidas por el fuego.
Mientras continúa la lucha, los productores solo esperan que la lluvia sea su gran salvación. En este sentido, para este miércoles se aguarda algunos pocos milímetros. En tanto, para la semana que viene habría un alivio mayor con más precipitaciones y descenso de temperatura.
Ahora los focos activos están en la zona de Solari y en la ruta 123, camino a Paso de los Libres (departamento de Mercedes); en Perugorría, departamento de Curuzú Cuatiá, y una forestación en Loma Alta, en el departamento de San Martín. Allí, la voracidad del fuego, acompañado de un “viento norte” muy fuerte e incesante hace que en cuestión de horas, de manera vertiginosa, el área afectada por los incendios se duplique.
“Anoche, en un campo en Itapuá habían pasado unas 2000 hectáreas quemadas y hoy ya se estaba hablando de más de 3000. Es impresionante lo que está pasando. Estamos hablando y gestionando de manera constante con el Comando Operativo de Emergencia (COE), que maneja todas las brigadas forestales y depende de los recursos forestales de la provincia para hacerle llegar las coordenadas del GPS que recibimos de los productores para tener información rápida de dónde está el incendio y su magnitud”, dijo Carlos Roldán, productor mercedeño y vicepresidente de la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes (ASRC).
“Pedimos un informe oficial al INTA y esta semana lo van a estar sacando. Hace no tanto veníamos hablando de 2000 hectáreas, pero ahora estimamos que ya estamos en 250.000″, agregó. Hace 20 días, fue Roldán quien también sufrió en su campo la pérdida por el fuego de 600 hectáreas, un 20% del total de la superficie en la zona del Pay Ubre, en el departamento de Mercedes.
En este escenario, al margen de las condiciones climáticas que se atraviesa en la región, Roldán alertó que el inicio de los fuegos tiene una arista de “intencionalidad total”.
“Esta misma situación de sequía y falta de lluvias la viven también las provincias de Santa Fe y de Entre Ríos y en Uruguay y no están atravesando incendios de esta magnitud. No vemos esta cantidad de incendios y acá nos hemos encontrado con focos que se inician cada dos kilómetros sobre la misma ruta. No tenemos pruebas ni certezas de que sea intencional, pero llama la atención de que nuevamente solo esta región de Corrientes esté con incendios porque la seca no solo está en los departamentos del centro-sur provincial. Es muy raro todo”, insistió.
En la misma línea está Martín Rapetti, coordinador de la Comisión de Carnes de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y productor curuzucuateño. “Nos tienen a maltraer los fuegos en la zona. Dos veces pudimos parar el fuego dentro de mi campo. Lo que sorprende es que siempre los incendios son a la siesta y que comienzan en los lugares donde hay caminos vecinales o rutas. Por eso decimos que los incendios son intencionales”, dijo.
En ese sentido, señaló que es “muy raro” porque algunos focos comienzan incluso contra el sentido del viento que sopla. “Fue extraño y como ejemplo de muchos, con el viento norte un foco apareció en dirección contraria. A propósito, tiran un par de fósforos o lo que sea y; con el pasto que hay, se prende rápidamente”, detalló.
“El gobierno provincial no ha hecho mucho, ya tenemos antecedentes de 2022. Ni se ocupan del cuidado de las banquinas que tiene un pasto infernal. No sé si tienen medios necesarios, pero por lo menos tiene que poner la policía a patrullar en los diferentes caminos vecinales y rutas y hacer inteligencia para dar con los responsables. Hay un auto blanco y motos que no son de la zona y que andan merodeando por los campos en horarios que por el calor no anda nadie. Hay mucho resentimiento con el campo”, agregó Rapetti.
Por último, Roldán rescató el esfuerzo de las brigadas provinciales, cuadrillas de los cuarteles de bomberos de la zona y sobre todo de los productores de a pie que codo a codo trabajan en conjunto: “La solidaridad en el campo se nota en estos momentos difíciles. Aunque no tenga prendido fuego el campo, el productor va y ayuda con lo que tiene a los otros. Cada zona tiene su grupo de ayuda, con sus tanques y su gente. Pero, si no llueve esto no se para con nada”.
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