El zamarreo del gobernador Martín Llaryora al elegido presidente del Tribunal Superior de Justicia, Luis Angulo, agitó las aguas del peronismo porque los primeros en rechazar la movida fueron hombres cercanos al propio ex mandatario provincial, Juan Schiaretti. Quedaron cara a cara el gobernador y los amigos de su antecesor, quien tiene una amistad de décadas con el miembro del máximo tribunal de la provincia, al que ahora le mancharon la solapa del saco nuevo.
Angulo fue ungido la semana pasada pero no logró unanimidad de sus pares ya que Sebastián López Peña no le levantó el pulgar. Igual, quedó con una mayoría muy cómoda a su favor.
“Si los jefes se muestran los dientes, de ahí para abajo la cosa puede complicarse y mucho”, coinciden algunos calificados referentes del justicialismo, al que ahora pretenden llamarle cordobesismo, aunque el nuevo apelativo no convence ni a sus autores.
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Lo cierto es que el proyecto presentado por el aliado de Llaryora y libertario Agustín Spaccesi no es otra cosa que el impulso a un Tribunal Superior de Justicia paralelo. El legislador negó que a la iniciativa la hayan ideado intelectuales del llaryorismo y dijo él pergeñó la idea de crear un nuevo tribunal, y admitió que su proyecto puede discutirse todo el tiempo que fuera necesario.
En declaraciones a Punto y Aparte, de Punto a Punto Radio (90.7) Spaccesi sorprendió cuando dijo que tiene entendido que el oficialismo provincial también presentará una iniciativa para modificar la estructura del Poder Judicial y crear una cámara de casación, a la que se pueda acudir para recurrir o apelar fallos de primera instancia o de cámara.
Esto pone en una encerrona al actual TSJ, con el que el gobierno provincial está muy disgustado. Observadores judiciales y políticos advierten que “se espera una ofensiva pesada” contra los integrantes de ese cuerpo.
-¿Hay que esperar carpetazos contra algunos de los miembros o algo por el estilo, fue la pregunta a una de las fuentes.
-Sí (fue la respuesta lacónica). No se extrañen si aparece alguna denuncia de corrupción”, indicó casi con tono de amenaza un peronista de la vieja horneada.
A esto hay que sumarle la interna entre los propios miembros del TSJ, algunos de los cuales casi no se dirigen la palabra. A algunos sectores de la Justicia no les gustó nada que Angulo protegiera al fuero laboral por sobre los restantes, especialmente al penal.
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Lo cierto es que la difusión del proyecto del libertario provocó un sacudón en Tribunales porque, sin dudas, se trató de una sorpresa de proporciones. La Asociación de Magistrados mostró su preocupación por el proyecto presentado hace unos días en la Legislatura.
A Llaryora le enojó mucho que no le dieran trámite urgente a su proyecto de fiscales territoriales que trajo de un viaje a los Estados Unidos. Eso durmió el sueño de los justos y luego a pasito de tortuga.
Por eso y otros tantos motivos, se apuró el proyecto de tribunal paralelo, aunque el que lo presentó niega rotundamente que se lo hayan mandado “llave en mano”.
Llaryora está dispuesto a provocar un cambio en serio, aunque esto le traiga como consecuencia pelearse con su propio mentor y ahora socio político, Schiaretti, argumentan en el Centro Cívico.
La excusa de la iniciativa es sacarle expedientes al máximo tribunal y evitar la morosidad, pero en el fondo quedan dando vuelta sospechas cruzadas, celos e intereses contrapuestos.