En noviembre de 2024, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que la inflación fue del 2,4%, una cifra que, aunque representa una desaceleración con respecto a los meses anteriores, sigue siendo significativa.
Este dato marca una reducción de 0,3 puntos porcentuales en comparación con octubre, cuando la inflación fue del 2,7%. Sin embargo, la inflación acumulada en los últimos 12 meses alcanzó un impresionante 166%, reflejando la persistencia de la presión inflacionaria en la economía argentina.
La inflación de noviembre estuvo impulsada principalmente por el aumento de los precios en los servicios, con la educación liderando el incremento con un 5,1%, seguida por vivienda, agua, electricidad y gas con un 4,5%. A pesar de esta desaceleración, el impacto en los hogares sigue siendo considerable, ya que los precios de los alimentos subieron un 0,9% durante el mes.
El INDEC explicó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) no siempre refleja las subas de los consumos personales debido a la naturaleza subjetiva de los gastos familiares. Mientras que el IPC mide las variaciones de precios de una canasta fija de bienes y servicios, los gastos de las familias pueden variar según sus necesidades y preferencias.
Por ejemplo, los hogares con diferentes cantidades de integrantes, edades y particularidades de consumo pueden experimentar aumentos de precios diferentes. Además, el INDEC lanzó una herramienta interactiva para que los consumidores puedan medir el aumento de precios de los bienes y servicios que consumen, permitiendo una mejor comprensión de cómo la inflación afecta a sus bolsillos.
Esta herramienta busca proporcionar una visión más personalizada y precisa del impacto de la inflación en cada hogar. Sin embargo, a pesar de la desaceleración de la inflación, el consumo masivo en Argentina ha sufrido una fuerte caída. Según cifras adelantadas por el sector de supermercados, en noviembre se registró una caída del 21% en las ventas, lo que podría extenderse a diciembre.
Caída
Esta caída en el consumo se debe en gran parte a los ajustes económicos implementados por el gobierno, así como al efecto de los tarifazos en el bolsillo de los ciudadanos y la disminución de los ingresos. El impacto de esta caída en el consumo es profundo, ya que el consumo masivo es un pilar fundamental de la actividad económica.
La disminución de las ventas afecta no solo a los supermercados, sino también a una amplia gama de comercios y sectores productivos. Además, el 43% de los asalariados en Argentina se encuentra en situación de pobreza, lo que significa que sus ingresos no alcanzan para cubrir la canasta básica de bienes y servicios. Esta situación se agrava aún más entre los desempleados, donde la cifra alcanza el 77,8%.
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