Desarrollo Social descansa junto a los restos de otros tres antiguos ministerios, debajo de Capital Humano, la novedad con la que el gobierno libertario prometía refundar el enfoque social. El permanente recambio de nombres y funciones fue una de las derivas de esa ambiciosa reconfiguración ministerial y la relocalización de Juan Bautista Ordoñez al frente de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, el último de los movimientos en este sentido.
Con su nombramiento, la ministra Sandra Pettovello confirmó una vez más que prioriza rodearse con gente de su confianza. Ordoñez, de extenso recorrido en el mundo privado, no cuenta con ninguna experiencia en el área social, pero había ocupado la vicepresidencia de Aerolíneas Argentinas y ya se encontraba trabajando bajo sus órdenes desde agosto, cuando llegó al ministerio para fortalecer la pata comunicacional, en medio de otro recambio de nombres que sacudía a ese sector en particular. Es decir, ya estaba probado y aprobado por la titular de la cartera, que no necesita mucho más que un primer contacto para saber si puede confiar o no en un funcionario, según reconocen quienes la tratan con frecuencia.
Ordoñez dejó la dirección de Planeamiento Estratégico y se convirtió así en el tercer secretario del área social en 11 meses de gestión libertaria. Su antecesora, Yanina Nano Lembo, pasó a disponibilidad luego de un episodio que dejó al descubierto la fragilidad de los cargos y la importancia del relato para el Gobierno: la compra de una cafetera cuyo precio desafiaba la austeridad que predica la gestión.
Nano Lembo caminaba ya por la cuerda floja: la ministra Pettovello quedó decepcionada con su exposición frente a la Comisión de Presupuesto y allí comenzó a germinar la idea de buscar otro perfil, con más “autoridad”, para manejar una estructura tan pesada como sensible.
Fue la cafetera, sin embargo, la que terminó de apagar sus funciones al frente del área social. “Actuó con lógica de casta”, le dijo la ministra, a modo de justificación, a uno de sus colaboradores tras el episodio.
En la gaveta de nombres ya no figuraba el de Leila Gianni, la movediza exfuncionaria del kirchnerismo que supo ganarse la confianza de la ministra en el amanecer de la gestión, a base de denuncias que trastabillaron en los tribunales, pero cuya estridencia y vocación política –desplegadas ahora en La Matanza donde se mide como candidata– comenzaron a incomodar en el ministerio.
Así, el currículum “anticasta” de Ordoñez comenzó a resplandecer: el Grupo Roggio, Herbalife Nutrition, y la Barrick Gold son algunas de las empresas en las que el flamante secretario social, ligado siempre a lo comunicacional, ejerció su “autoridad” ocupando altos cargos. Un perfil “gerencial” que cuadraba con la nueva búsqueda interna.
Cuando se oficializó su nombramiento, de entre todas las compañías sobresalía una: Ordoñez fue “country manager” de la firma Codere, el gigante del juego surgido en España, que desde hace décadas maneja el mayor grupo de bingos en la provincia de Buenos Aires y que hoy, como todo el sector, talla en las apuestas online.
En medio de la creciente preocupación por los efectos nocivos que un negocio en expansión tiene especialmente sobre los jóvenes y sectores vulnerables, no tardó en hacer ruido que alguien con un paso por este rubro, tan cargado de polémica, se sentara en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia.
Con todo, en el ministerio aseguran que la partida de Ordoñez de Codere, en noviembre de 2022, estuvo ligada a la “incomodidad” que le generaba este tema en particular, con la que cargó por casi cinco años dentro de la compañía. Y desde la empresa agregan que, a diferencia de los bingos, el juego online es una unidad de negocio que se manejó siempre desde el exterior del país.
Ordoñez –que no respondió las consultas de este medio– atravesó una prueba de fuego al frente de la Barrick Gold. En 2015, antes de su llegada, la minera canadiense fue responsable del mayor derrame en la historia del país de agua cianurada. Ordoñez se convirtió en director ejecutivo de la minera en Argentina después de aquel incidente ambiental y debió afrontar un segundo derrame, meses después. “No debió haber ocurrido. Le hacemos un enorme pedido de disculpas a la comunidad de San Juan”, dijo a LA NACION en aquella oportunidad, en alusión a la mina Veladero ubicada en la provincia de cuyo.
El accidente fue incomparablemente menor, pero el ojo público estaba sobre los movimientos de la empresa. “Llevó adelante una parte muy difícil, de reposicionamiento de la empresa”, dijo sobre Ordoñez una fuente que trabajó con él en la minera, que valora su “integridad”, y que intuye que podrá gestionar una crisis como la de la cafetera.
El perfil “gerencial” del nuevo secretario, junto con su falta de experiencia en el área social, podría ser combinada con una idea todavía incipiente en el ministerio: una mesa que siente a distintos expertos a delinear los rasgos centrales de las políticas sociales; una suerte de usina de ideas puesta en cabeza de Matías Kelly, una figura ligada a Pro cuya gravitación dentro del ministerio no se corresponde con su cargo como vocal. “Un consejo de notables”, se ilusionaba la ministra frente a un colaborador cercano.
Puertas adentro, la ruleta de los nombres no se concibe como un problema. Mover las piezas del tablero hasta encontrar un funcionamiento aceitado no es “ningún drama”, señalaban tras el nuevo recambio de figuritas en la mega cartera, sobre la cual, aseguran, la ministra comienza a sentirse cómoda después de las turbulencias.
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