El desafortunado choque de cabezas entre tres jugadores de fútbol de salón en Mendoza, derivó en uno de ellos internado en terapia intensiva y otro con quebraduras y desplazamiento de mandíbula.
Fue el domingo por la noche, durante el partido entre Independiente Rivadavia B y Godoy Cruz Antonio Tomba C, en la cancha neutral del club de la Universidad Nacional de Cuyo, en la ciudad de Mendoza.
El golpe brutal ocurrió en una jugada rápida en la que intervinieron tres jugadores: Alan Coseres, de Independiente Rivadavia, y el arquero Alejandro Rosaci, de Godoy Cruz, golpearon sus cabezas. El tercer jugador, cayó sobre ellos, pero resultó ileso.
El mayor daño lo sufrió Coseres, que quedó convulsionando y fue trasladado de emergencia al hospital Central, donde ingresó al quirófano con diagnóstico de traumatismo encefalocraneano severo y fracturas en el cráneo.
Los médicos tuvieron que realizarle una neurocirugía y colocarle un captor de presión intracraneana. Su diagnóstico de salud es «grave».
Cumplidas las 48 horas de la lesión, el jugador de la Lepra se encuentra en terapia intensiva, intubado y con pronóstico reservado, bajo constante monitoreo del equipo de neurocirugía y neurointensivismo.
«Alan está peleando por su vida. Tiene cuatro fracturas en el cráneo y una parte del cerebro con un coágulo de sangre», dijo su hermano Maximiliano Coseres, quien, además, es el entrenador del equipo de futsal de Independiente Rivadavia.
El otro jugador lesionado, Rosaci, arquero de Godoy Cruz, sufrió fracturas faciales y un desplazamiento de mandíbula. Si bien su estado es menos grave, los médicos informaron que demandará varios días de internación y múltiples estudios para evaluar posibles intervenciones adicionales.
El hermano de Alan y quien es su entrenador, detalló en una entrevista con la radio Mdz como fue el choque de los jugadores: «El arquero iba a recibir la pelota cuando terminó chocando con otros dos jugadores. Alan golpeó la cabeza con el piso y el arquero también, mientras que el tercero cayó encima de ellos».
«Cuando vimos esa situación fue tremendo. Alan convulsionó, le salía sangre por el oído. Fue un susto tremendo», recordó Maximiliano Cóseres.
Era una partido con mucha rivaldiad, sin público y en cancha neutral, por seguridad, debido a que se jugaba el clásico de Godoy Cruz contra Independiente.
Maximiliano aseguró que, hasta el accidente, transcurría un partido tranquilo, iban 2 a 2. Y, según consideró: «Fue un golpe desafortunado. No hubo mala intención de ninguna de las partes».
El partido fue suspendido. Los jugadores fueron trasladados en ambulancia hasta el hospital Central de la ciudad de Mendoza. «La gente de Godoy Cruz y el árbitro llamaron a la ambulancia y a doctores que estaban cerca para que ayuden porque nosotros no sabíamos cómo reaccionar. Alan se estaba yendo en ese momento, es la verdad», relató su hermano.
La gravedad de las lesiones dejó a todos conmocionados y desató una ola de mensajes de apoyo en redes sociales de deportistas y aficionados al futsal en Mendoza, el deporte con más equipos, después del fútbol.
Alan está en pareja y tiene un hijo de 4 años. «Hay que esperar las 72 horas críticas, en las que se pueden llegar a ver señales de un deterioro clínico detectable», dijo angustiado su hermano.
Los familiares de Alan han iniciado una colecta para ayudar a su mujer y su hijo, porque la familia atraviesa una situacón económica complicada.