La línea de pobreza, los ingresos mensuales necesarios para que una familia de 4 miembros no sea considerada pobre, fue definida para julio por el Indec en 900.648 pesos. La línea de indigencia, que considera los ingresos necesarios para cubrir la canasta de alimentos básicos de una familia, alcanzó los 405.697 pesos. La estimación limita en buena medida lo que podría hoy considerarse gastos mínimos para una vida digna, y aun así revela que un hogar necesitaba sumar casi 4 salarios mínimos de ingresos en junio (que se cobra a principios de julio para afrontar los gastos de ese mes) para no ser considerado «pobre» en julio.
El cálculo de las líneas de pobreza (canasta básica total) y de indigencia (canasta básica de alimentos) del Indec se hace en base a «el costo de adquisición de los alimentos necesarios para cubrir los requerimientos energéticos mínimos» de una persona adulta. Ese valor, para julio, se calculó en 131.293,57 pesos.
Luego, para el resto de los integrantes del hogar, se estima un proporcional a las necesidades alimenticias de un adulto según sexo y edad. Una mujer adulta tiene una necesidad estimada del 77 por ciento de un adulto varón (valor 0,77 para el cálculo del consumo del hogar), y a los niños se les asigna un proporcional según la edad que va del 0,37 para el de un año, 0,60 para el de 5 años, o 0,90 para el de 13 años varón y 0,76 para 13 años nena, por ejemplo.
De ese modo, para calcular la canasta básica alimentaria de una familia tipo de 4 integrantes, (un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8, el caso que toma el Indec), se suma el valor índice correspondiente a cada uno (1+0,77+0,64+0,68 = 3,09). Y se multiplica ese valor por el costo de los alimentos de un adulto mayor (131.293,57 pesos). El resultado, 405.697 pesos, se considera el costo de la canasta básica alimentaria para el hogar tipo.
De tal modo, todo el análisis de la validez de ese número se reduce a considerar cómo se determina esa canasta de consumo para una persona adulta. El detalle de la misma (que se publicaba en los informes mensuales del Indec hasta el año pasado, actualmente se redujo en gran medida la información que se brinda) indica que hay una excesiva subvaloración del peso de productos que son de consumo habitual para una familia de clase media. Por ejemplo, allí se consigna el consumo mensual de fiambres, 60 gramos (100 gramos de jamón y 100 de salchichón deberían alcanzar para tres meses y sobrar); café, 30 gramos (son dos tazas chicas); manteca, 60 gramos; vino o cerveza, 1 litro; bebidas no alcohólicas, 3,5 litros.
En cambio, tienen mucho peso relativo en esa dieta mensual para una sola persona adulta, el pan (casi 7 kg mensuales), papa (6,5 kilos), hortalizas (5,700 kg), frutas (5 kg), carne (en total, 6,250 kg) y leche (9,300 litros). Si en vez de medir «los requerimientos energéticos mínimos» aportados por los productos más baratos se estimaran los consumos habituales de una familia tipo, el costo de la canasta básica se elevaría sensiblemente.
La canasta básica total se calcula como una derivación de la alimentaria: se multiplica un valor índice fijo (en este caso, 2,22) que se supone expresa la relación entre los gastos en alimentos y los gastos totales de un hogar. De una línea de indigencia de 405.697 pesos se deriva una lìnea de pobreza de 900.648 pesos (el número anterior por 2,22).
Según informa el Indec, las canastas básicas presentaron en julio una variación del 3,1 por ciento sobre el mes anterior y con respecto al mismo mes del año anterior, un incremento del orden del 263 por ciento.