Las estadísticas médicas indican que, cada año, el 4,7% de los chicos menores de edad deben ingresar a un quirófano para someterse a alguna operación. En EE.UU, por ejemplo, se hacen unos 3.9 millones de cirugías pediátricas por año. Ya sea por algo menor o por un tema grave, el tener que pasar por una intervención suele ser sinónimo de experiencia traumática.
Para que esta población pueda atravesar estas situaciones de la mejor manera posible, los equipos de salud apelan a diversas técnicas para calmar la ansiedad y contener el estrés infantil. En esa línea se inscribe un reciente videojuego, desarrollado por profesionales del Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA), que ayuda a los chicos a conocer que esperar y cómo será el proceso completo a la hora de ir a una operación programada. La razón es que está probado que si la intervención se hace bajo menos estrés, la recuperación posterior es mejor y hasta puede acortarse en días.
El Hospital Italiano, quinto entre los mejores de Latinoamérica
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
«Diseñamos el videojuego ‘Operation Quest’ para empoderar a los niños y sus familias y pensamos que son opciones que tienen mucho potencial para mejorar la atención en salud”, le contó a PERFIL el doctor Santiago de Matos Lima, médico del staff del Departamento de Informática y Salud en el HIBA. Y explicó: «cualquier operación genera ansiedad y estrés en la persona y en su familia. Charlando con los equipos de cirugía pediátrica, las psicólogas me fueron contando lo que hacían para contener sus pacientitos. Con eso fui desarrollando el videojuego que, en definitiva, se convierte en un medio para adelantarles lo que van a atravesar».
El secreto de los efectos positivos está en el dato de que cuando los chicos reciben información detallada sobre estos procedimientos tienen más elementos para contener la situación de miedo, estrés y ansiedad. Y reciben toda esa data en un formato motivador, con un lenguaje amigable y bajo una estética de video a la que están acostumbrados y disfrutan.
Instagram se mete en el quirófano
«Al jugarlo, los chicos van conociendo cómo será el proceso que los espera, desde que llegan al hospital, pasan por un quirófano virtual, la anestesia y los otros procedimientos. Y tenemos evidencia científica de que el ‘saber’ cómo será lo que viene, los ayuda a mejorar su estado general de ánimo y bajar sus niveles de ansiedad», afirmó Matos Lima.
En los diferentes niveles de ‘Operation Quest’ se van revelando respuestas a conceptos sobre cómo se hace una radiografía, cuanto duelen los pinchazos y hasta les enseña técnicas puedan utilizar para contenerse cuando les extraen muestras de sangre.
El videojuego es gratuito, está traducido a varios idiomas y fue especialmente pensado para que lo jueguen chicos y chicas de 6 a 12 años. Se puede instalar en Tablets o en Smartphones. Y la idea, según cuentan en el Hospital, «es que ellos lo jueguen con sus papás, que también tienen su carga de ansiedad ante la operación y pueden sacarle algún provecho a esta herramienta digital».
El médico informático recordó que, mientras iniciaba su carrera de medicina, él ya jugaba y codeaba videojuegos. Luego dejó ese hobby, «pero durante la pandemia se le ocurrió volver a codear, ahora con la idea de aportar una herramienta innovadora para la cirugía pediátrica.
La enseñanza a través de los videojuegos: las claves de este fenómeno que no para de crecer
«En todo el mundo se está dando una movida importante para desarrollar videojuegos que ayuden a mejorar la salud y el bienestar. Se los llama «Serious games» y se usan para estimular la actividad física o promover y enseñar conductas saludables«.
Matos Lima recuerda que incluso ya hay algunos videojuegos aprobados por la FDA de los EE.UU., y que se utilizan para el tratamiento de síndromes como el Déficit de Atención y que han demostrado ser útiles para el paciente.
Los videojuegos no son la única opción para preparar a los chicos a afrontar tratamientos médicos invasivos o complejos. Clara Peña, Jefa de Enfermería del Centro Quirúrgico del Hospital Garrahan, le dijo a este diario que 48 horas antes de una operación un médico, o enfermeras e instrumentistas les explican a los chicos cómo será la previa a la intervención. “Se les cuenta hasta qué ropa (camisolín) usarán o que el quirófano tiene baja temperatura y cómo será la anestesia”.
Luego, el día programado, chicos y padres van a una sala de «inducción», que está pegada al quirófano. «Ahí tenemos juegos didácticos, autitos conocidos como «pata-pata» y otros tipos «karting» eléctricos, que los trasladan hasta el quirófano. Y, por supuesto, elementos para que dibujen y se distraigan hasta último momento. Hay también un televisor grande, que pueden utilizar para videojuegos.
Y Peña concluyó: «A estos recursos juegos se le suma un equipo de payamédicos que recorre estas salas regularmente y hacen que los chicos jueguen, canten y bromeen. Estos profesionales, incluso, pueden entrar hasta al mismo quirófano, acompañando al paciente para ayudarlos a relajarse y acompañarlos en el momento más difícil».
La escuela del Hospital de Clínicas
Julieta Tojeiro, psicopedagoga del Hospital de Clínicas de la UBA, contó sobre otro servicio que ayuda a niños en tratamiento. «En nuestra institución tenemos un servicio de hematoncopediatría, en el que pacientes chicos y adolescentes deben someterse a frecuentes sesiones de quimioterapia que pueden implicar internaciones de varios días seguidos y son procedimientos invasivos. Eso a veces les impide seguir asistiendo regularmente a la escuela». A esas personas, el Clínicas les ofrece un servicio de continuidad escolar de manera que puedan continuar su proceso educativo. Por otra parte, a todos los que llegan a esas instancias, los expertos del Clínicas les adelantan como son los procedimientos que van a utilizar en ellos.
Por ejemplo, cómo se les colocará una vía o que es una punción. Y, y al mismo tiempo, en forma de juego, van practicando (con ellos y con sus padres) algunas técnicas muy específicas para facilitar su relajación durante estas circunstancias apremiantes, recurriendo a opciones como Mindfulness, por ejemplo.