Carlos Sainz y Max Verstappen llegaron de la mano a la Fórmula 1. Eran chicos y tenían en común ser hijos de pilotos conocidos. Pero no por eso se hicieron amigos; al contrario, el exigente programa de jóvenes pilotos de Red Bull los enfrentó y en aquel Toro Rosso de 2015 se impuso la ley del más fuerte. Tras 23 carreras, el neerlandés ascendió al equipo en el que más tarde se convertiría en tricampeón del mundo, mientras que Carlos Sainz pasó por Renault, McLaren y Ferrari hasta convertirse en un piloto desempleado.
El 1 de febrero, el madrileño de 29 años se quedó imprevistamente sin trabajo para 2025. Ese día, se confirmó que Lewis Hamilton sería el compañero de Charles Leclerc la siguiente temporada. El shock no impactó deportivamente en Sainz; un mes después puso al Cavallino Rampante en el podio de Bahréin y el pasado domingo le dio la victoria en Melbourne, por la tercera fecha del campeonato de la Fórmula 1 y recuperado de una operación de apendicitis. “La vida a veces es realmente agradable, realmente hermosa”, expresó tras brindar con champagne y levantar el trofeo del GP de Australia, aunque se llevó algo más: el elogio y ¿el interés? de Red Bull, la escudería que lo formó como piloto y que lo llevó a la F1 en su equipo filial pero que luego le cerró las puertas.
Fue en 2018, cuando Daniel Ricciardo decidió irse a Renault y los rumores apuntaron a un veto de Verstappen a Sainz. ¿Por qué? Aunque Helmut Marko, histórico asesor de la escudería austríaca, dijo que esos rumores eran “una mierda” porque “Red Bull es el único que decide sobre su dupla de pilotos”, un tiempo después también reconoció que “la atmósfera que había entre los dos cuando estaban en Toro Rosso era algo tóxica”. Tampoco sumaba tener en el box a sus padres: “Esa no era una relación saludable en Toro Rosso: por un lado, estaba el inteligente político Carlos Sainz Senior; por el otro, el emocional Jos Verstappen».
La prensa internacional tenía material en el que apoyarse para publicarlo. Tras su ascenso a Red Bull en mayo de 2016, Max llenó de elogios al australiano Ricciardo durante una entrevista al diario neerlandés De Telegraaf y reveló que su relación con Sainz “no era tan buena”. Aunque reconoció que “la situación era diferente” porque en Toro Rosso ambos sabían que “sólo había un asiento libre en Red Bull, pues Daniel siempre rendía bien».
«¿Sobrevivir? Creo que hice algo más que sobrevivir a Verstappen como compañero en 2015, fue muy importante en mi carrera. Algo más que sobrevivir al programa Red Bull”, opinó, por su parte, el español en octubre de 2019. Y responsabilizó a Red Bull: “Nos pusieron en una jaula a pelear. Toro Rosso es un equipo de desarrollo para evaluar a los pilotos para ver si están listos para unirse a Red Bull. Entonces tienes que probarte a ti mismo constantemente. Así que el ambiente era muy competitivo, pero todavía nos llevamos bien”.
Egos y batallas para llegar a Red Bull
Como dos compañeros en un viaje de egresados, aquel 15 de marzo de 2015 salieron del hotel The Langham rumbo al circuito de Melbourne. El español condujo un Toyota blanco, mientras que el neerlandés se subió al asiento trasero del auto que manejó su proteccionista papá Jos. Eclipsados por un Sebastian Vettel que se vestía de rojo por primera vez y la participación de McLaren con los motores Honda, un Verstappen menor de edad -piloto más joven en debutar en la F1- y un Sainz que decían que corría solo por su apellido arrancaron su aventura en la F1. El español sumó dos puntos con su novena ubicación; el neerlandés corrió 32 vueltas y abandonó.
El año terminó con Max al frente de su compañero (49 puntos contra 18) y sobre todo con varios encontronazos que pusieron al descubierto esa tensa relación entre los pilotos. El más evidente se dio el 20 de septiembre, en el Gran Premio de Singapur, donde Verstappen desobedeció una orden de equipo y culminó octavo, justo por delante de Sainz.
“Max, cambia las posiciones”, le indicó Xavi Pujolar por la radio.
“No”, contestó tajante Verstappen.
“Max, simplemente hazlo”, reiteró el ingeniero.
No hubo respuestas; tampoco movimientos en la pista y el séptimo puesto de Sergio Pérez (Force India) no corrió peligro porque Sainz, con gomas nuevas, no pudo ni superar a Verstappen para ir a la caza del mexicano.
Cuando terminó la carrera, ambos hablaron con la prensa. «A Max le gusta un poco ese rol de chico malo y yo lo sabía, pero ahora lo ha demostrado. En todo caso mi relación con el equipo no cambia: si me piden algo lo haré, soy un jugador de equipo», explicó Carlos, quien en el GP de Hungría (el 26 de julio) le había cedido su puesto para que Alonso no lo superara. Max, en tono de broma, confesó: «Papá me dijo que si hubiese dejado pasar a Carlos, me hubiera dado una patada en los huevos«.
En una de sus últimas carreras juntos, en Australia 2016, la mala relación quedó aún más a la vista. Verstappen se quejó a su equipo en la radio por no obedecer su deseo de entrar al pit lane, lo que provocó que quedara detrás de Sainz: «¡Los demás coches se van y ustedes no me dejan pasar a Sainz, ¡esto es una jodida broma!«. Tras finalizar noveno, justo un puesto por delante del neerlandés, el español les preguntó a los periodistas: “¿Se ha quejado mucho? Bueno, qué se le va a hacer”. “Normalmente yo debería estar unos kilómetros por delante de él”, respondió quien dos meses después fue promovido por Red Bull.
Justamente, cuando eso ocurrió, Sainz no se achicó en una entrevista con El Confidencial y afirmó: «Me creo mejor que Verstappen en todo. ¿Cómo me comparo con él? Es un piloto buenísimo y eso no hace falta explicárselo a nadie. Pero, sinceramente, me creo mejor en prácticamente todo. En clasificación soy muy rápido, también en carrera… Es muy difícil de explicar, es un feeling que uno tiene y no me lo vas a quitar de la cabeza”.
¿Del desplante al regreso?
Para el Mundial 2019, Christian Horner tenía dos opciones para reemplazar a Daniel Ricciardo: subir a uno de los pilotos de Toro Rosso o renovarle el contrato a Carlos Sainz, que estaba cedido en Renault. La decisión fue promover a Pierre Gasly -que luego fue reemplazado por Alex Albon a mitad de temporada-, por lo que el español se fue a McLaren aprovechando el hueco que dejaba libre su compatriota Fernando Alonso.
Siempre competitivo, Horner busca ahora la mejor pareja para 2025. Casi desde que desembarcó, en 2021, Sergio Pérez está señalado para abandonar el equipo. Recién en la pasada temporada, después de un 2023 aplastante de Red Bull con 21 victorias en 22 carreras, Checo logró ser subcampeón. Ese Gran Premio que se le escapó a la escudería fue Singapur, donde el vencedor fue Sainz, lo que lo habría convertido en una joya preciada.
«Carlos es el único piloto que ha vencido a Red Bull en el último año, así que parece ser nuestro némesis”, observó el jefe de equipo inglés. “Creo que queremos formar la mejor pareja que podamos en Red Bull Racing y a veces también tienes que mirar fuera. En Australia ha ganado la carrera un piloto muy rápido y desempleado. Basándote en una actuación como esa no podrías descartar ninguna posibilidad, así que creo que solo hay que tomarse el tiempo (para decidir. Checo también ha tenido un gran comienzo de temporada, así que no tenemos ninguna prisa desesperada», agregó en Motorsport.
Hay más opciones que Carlos, fundamentalmente de los integrantes de la estructura (Daniel Ricciardo, Yuki Tsunoda e incluso en Liam Lawson) pero que Horner haya considerado mirar el mercado de pilotos alimenta el sueño de Sainz de mantenerse en un equipo top tras dejar Ferrari. «Voy a maximizar este equipo más sólido que hemos creado juntos durante este año para intentar conseguir más podios y victorias, y ver hacia dónde voy luego«, avisó quien ya participó de 188 grandes premios y se subió al podio 20 veces, tres de ellas en el primer lugar.