El amistoso que jugará este martes a las 23.50 el seleccionado argentino de fútbol ante Costa Rica, en su segunda presentación en la primera Fecha FIFA de 2024, se disputará en un escenario singular, el Memorial Coliseum de Los Ángeles. Un estadio con una arquitectura muy particular y una vida centenaria repleta de momentos históricos y con un significado muy especial para el deporte celeste y blanco, que allí celebró hace más de noventa años una inolvidable conquista dorada.
El recinto, ubicado junto al campus de la Universidad de Southern California (los Trojans, equipo de fútbol americano de esa institución en la liga universitaria son locales en el estadio), es la única sede deportiva que albergó dos Juegos Olímpicos, los de 1932 y 1984; y recibirá la cita por tercera vez en 2028. En esa primera edición, Juan Carlos Zabala consiguió la primera medalla de oro del atletismo argentino y sudamericano.
El 7 de agosto de 1932, el joven «Ñandú Criollo» firmó una de las actuaciones más notables de un atleta argentino en unos Juegos. Porque completó los 42,195 kilómetros del maratón en 2h31m36 y estableció un nuevo récord olímpico en la distancia, en una carrera que se definió con los cuatro primeros peleando las medallas ya dentro del estadio. Y porque con 20 años y 301 días, se convirtió en el campeón olímpico más joven de esa extenuante prueba, una marca que aún nadie pudo arrebatarle.
El Coliseo fue pensado como un monumento de homenaje a los veteranos angelinos de la Primera Guerra Mundial, aunque desde 1959 está dedicado a todos los integrantes de las fuerzas armadas de Estados Unidos que pelearon en ese conflicto bélico. Su construcción comenzó en diciembre de 1921 y finalizó en mayo de 1923. Y siete años más tarde, fue renovado por primera vez de cara a los Juegos de 1932.
En esa primera modernización se amplió la capacidad de 75 mil a más de 100 mil espectadores y se levantó el pebetero olímpico, que se utilizó también para la cita de 1984 y suele encenderse en ocasiones especiales. Aún hoy sigue adornando, junto a los cinco anillos, el arco central del emblemático peristilo, estructura formada por 24 columnas y seis arcos laterales a cada lado que se levantan en el extremo este del estadio.
En esas columnas se pueden ver 64 placas conmemorativas dedicadas a personas o acontecimientos destacados, deportivos o no, que tuvieron un impacto en la historia del lugar.
En esa «Corte de Honor» tienen su espacio, por ejemplo, Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna; el atleta estadounidense Jesse Owens, ganador de cuatro oros en la cita de Berlín 1936; Nelson Mandela, que dio un discurso en ese recinto en su primera visita a Estados Unidos en 1990 tras ser recuperar su libertad; John F. Kennedy, quien lanzó allí su candidatura a presidente durante la Convención Democrática de 1960; y el Papa Juan Pablo II, luego de celebrar una misa en ese lugar en 1987.
También hay placas para el recuerdo de los Juegos de 1984, el título de los Dodgers en la MLB de 1959 y los atletas del equipo israelí que murieron en el atentado terrorista de los Juegos de Munich 1972.
Para la segunda cita olímpica celebrada en esa ciudad californiana, se construyó delante del arco central la Puerta Olímpica, formada por par de estatuas desnudas de bronce de tamaño natural de un atleta masculino y otro femenino sobre una estructura de postes y dinteles de nueve mil kilos.
Declarado Monumento Histórico Nacional y de California en 1984, es también un lugar con mucha historia para el deporte estadounidense, ya que contribuyó a iniciar la migración de equipos profesionales hacia la costa oeste de ese país. En sus cien años fue casa de varios conjuntos importantes, como los Rams de la NFL (dos periodos entre 1946 y 2019), los Dodgers de la MLB (1958-1961); y los Lakers (1960-1967) y los Clippers (1984-1999) de la NBA.
Fue sede además de incontables conciertos (desde Michael Jackson y Madonna hasta U2 y Pink Floyd), reuniones culturales y políticas y partidos y duelos de diferentes disciplinas.
En ese campo se celebró en 1967 la edición inaugural del Super Bowl, que reemplazó ese año al Championships Game y que desde entonces define en cada temporada al campeón de la NFL. Los Green Bay Packers, ganadores de la National Football League, derrotaron por 35 a 1 a los Kansas City Chiefs, que se habían quedado con la American Football League, y levantaron el primer trofeo de uno de los eventos más espectaculares y marketineros del deporte.
En marzo de 2008, los Dodgers y los Boston Red Sox, dos de las grandes atracciones de la MLB, convocaron una multitud de 115.300 personas para una exhibición, que entró al libro Guinness como el partido de béisbol con la mayor cantidad de espectadores.
Desde 2022 alberga, además, el Busch Light Clash, una cita no puntuable del campeonato de Nascar, que reúne a principios de febrero a los pilotos que lograron pole positions en la temporada previa y a quienes ganadores ediciones anteriores de la carrera. Para esa ocasión, el estadio se convierte en una pista de carreras de 400 metros de longitud.
El fútbol también tiene su lugar en la historia del Coliseo. El primer duelo de ese deporte se jugó en 1965 entre Estados Unidos y México, por las Eliminatorias para el mundial de 1966. Desde entonces, el seleccionado norteamericano disputó en ese estadio 22 encuentros.
Aunque fue, curiosamente, el mexicano el que hizo más veces de local allí, con 86 presentaciones. Y el récord de asistencia para un partido de fútbol lo establecieron dos equipos europeos, Real Madrid y Manchester City, que en julio de 2017 definieron la International Championship Cup ante 93.098 personas.
Hoy, ya se llevan disputados más de 500 partidos en un estadio que, tras su última renovación en 2019, tiene un aforo de casi 78 mil butacas y que también es un lugar especial para el seleccionado argentino.
En el Coliseo angelino se empezó a escribir la historia de la exitosa «Era Scaloni». Allí, el equipo albiceleste jugó su primer partido con el santafesino como entrenador (en ese momento, aún interino). Fue el 8 de septiembre de 2018, cuando los argentinos golearon por 3 a 0 a Guatemala, en el primer amistoso posterior al Mundial de Rusia, y dieron el primer paso en la aventura que terminaría con la emocionante consagración en Qatar 2022.
Este martes, volverán a ese escenario con tanta historia, tantos recuerdos y un par de momentos inolvidables para el deporte celeste y blanco.