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jueves, 11 septiembre, 2025
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El fenómeno Disney en vivo: cómo Argentina se volvió un motor creativo global

Los espectáculos en vivo se han convertido en una de las piezas más potentes del engranaje de Disney en América Latina. En un escenario donde la compañía combina cine, televisión, streaming y productos de consumo, las experiencias presenciales son el puente directo con la audiencia: el momento en el que las historias “cobran vida” frente a los ojos del público. Argentina ocupa un rol central en este esquema y lo confirma la propia compañía.

“En Disney combinamos lo mejor de dos mundos: la fuerza global de nuestras marcas e historias con una mirada profundamente local”, explica Willy Avellaneda, vicepresidente de Out-of-Home de The Walt Disney Company Latin America. Esa fórmula —globalización y adaptación cultural— está detrás del éxito sostenido de shows como Disney On Ice, La Sirenita en versión musical o producciones locales como Una Navidad Inolvidable.

Una maquinaria creativa con sello argentino

La clave del modelo es la combinación de dos flujos: la importación de grandes espectáculos globales que se adaptan con talento argentino, y la creación de shows enteramente locales que luego se exportan. Disney en Concierto: Un recorrido sinfónico nació en Buenos Aires y giró por la región. Una Navidad Inolvidable fue concebida y estrenada en Argentina y, tras su éxito, llegó a Brasil. Incluso propuestas desarrolladas en otros mercados de Latinoamérica, como Mundo Pixar en San Pablo, tuvieron rebote mundial en ciudades como Madrid, Barcelona, Seúl y Bruselas.

“Este modelo potencia la industria creativa local, exporta talento y, sobre todo, ofrece experiencias cercanas, auténticas y relevantes para las familias latinoamericanas”, destaca Avellaneda. Detrás de cada título hay meses —o incluso años— de trabajo colaborativo: casting, escenografía, vestuario, música, ensayos y el involucramiento de equipos creativos de Disney que garantizan estándares técnicos y artísticos.

El valor de la emoción compartida

Si algo distingue a la estrategia de Disney es que los espectáculos en vivo no solo buscan entretener: apuntan a provocar emoción. Según Avellaneda, “la clave es la conexión emocional con el público. Los shows en vivo son experiencias integrales donde convergen nuestras historias, personajes, música y ambientación”.

El resultado es un fenómeno profundamente multigeneracional. Padres y abuelos que crecieron con las películas llevan a hijos y nietos, produciendo un efecto de transmisión cultural único. De allí que un show como La Sirenita priorice la fantasía familiar, mientras que Marvel Studios’ Infinity Saga en Concierto apueste a la épica y un tono más adulto. “En ambos casos, el objetivo final es el mismo: crear momentos mágicos que se disfruten en compañía”, resume el ejecutivo.

El impacto en la taquilla es notable: estas últimas vacaciones de invierno, Disney alcanzó cerca del 50% del box office familiar en Argentina con sus propuestas en vivo. Una cifra que refleja el peso del fenómeno en un mercado competitivo y que, a la vez, lo convierte en la experiencia más cercana que los argentinos tienen a los parques temáticos de Orlando o París.

Argentina, epicentro regional

En los últimos años, la compañía también buscó ampliar el alcance de sus shows en términos de inclusión. Se sumaron funciones distendidas y con recursos de accesibilidad para personas con distintos tipos de discapacidad. “Nos llena de orgullo saber que cada vez más personas pueden disfrutar de nuestras propuestas y sentirse bienvenidas para crear recuerdos únicos”, subraya Avellaneda. La decisión no solo responde a una responsabilidad social, sino también a una visión estratégica: un espectáculo inclusivo construye comunidad y fideliza públicos.

La oficina regional de Disney opera desde Buenos Aires, lo que convierte al país en un centro de decisiones para Latinoamérica. Pero también en un semillero de productos culturales exportables. La Caja Mágica, estrenada mundialmente en la capital argentina, ya recorrió Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos y China. El mismo camino siguieron conciertos sinfónicos basados en las grandes bandas sonoras de la compañía.

“Confirmamos algo que intuíamos: nuestras historias tienen una conexión emocional real y profunda con el público, más allá de las fronteras”, señala Avellaneda. Sin embargo, también advierte que el éxito depende de adaptar con sensibilidad local cada propuesta. Esa capacidad de hibridación cultural explica cómo un producto nacido en el Río de la Plata puede emocionar en Asia o Europa.

El engranaje de un ecosistema

Los espectáculos en vivo no funcionan de manera aislada. Son una pieza clave dentro de lo que Disney llama su “ecosistema de medios”. Se articulan con el cine, Disney+, Radio Disney, canales de TV, influencers y merchandising. Todo apunta a construir un recorrido completo que arranca con el anuncio, atraviesa la experiencia teatral y se prolonga en el consumo de productos y contenidos digitales.

Avellaneda lo grafica con un ejemplo: “Disney Celebra: Una Navidad Inolvidable tuvo un impacto tal que la venta de productos en las tiendas fue tan exitosa que se agotó el stock disponible”. Lo mismo ocurrió con Mickey, todo empezó con un ratón, donde el público convirtió la exhibición en una experiencia de consumo integral.

En términos de negocio, el vivo multiplica el valor de la marca: atrae audiencias, genera venta de entradas, activa merchandising y refuerza la fidelización que luego se traduce en suscripciones de streaming o asistencia al cine. Para Disney, no es un negocio secundario, sino un catalizador transversal.

El futuro: experiencias inmersivas

La tendencia apunta hacia lo inmersivo. Experiencias como Mundo Pixar o las adaptaciones de grandes clásicos al formato teatral muestran que el público demanda no solo ver, sino “entrar” en el universo Disney. Y allí, Argentina aparece como un laboratorio ideal: un mercado familiar, con tradición teatral y capacidad técnica para innovar.

La combinación de talento local, recursos globales y sensibilidad cultural le permite a Disney consolidar un negocio que trasciende la lógica del entretenimiento para posicionarse como un fenómeno cultural y económico. La estrategia parece clara: reforzar la magia en vivo, potenciarla con el ecosistema mediático y proyectarla desde Latinoamérica hacia el mundo.

En palabras de Avellaneda, “los eventos en vivo representan ese momento único en el que nuestros fans se encuentran cara a cara con sus historias favoritas, generando una conexión directa, emotiva y compartida con sus seres queridos”. Una definición que no solo resume el fenómeno, sino que explica por qué Disney se mantiene como un jugador irreemplazable en el mercado del espectáculo global.

por RN

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