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viernes, 5 septiembre, 2025
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Empresas lácteas en crisis: qué marcas de quesos y yogures pueden desaparecer de las góndolas

Por diversos factores, importantes empresas lácteas de Argentina atraviesan momentos complejos. Al menos cuatro firmas emblemáticas del sector se encuentran con plantas paralizadas o con funcionamientos mínimos, concursos de acreedores en marcha, deudas y largos conflictos gremiales.

Se tratan de SanCor, Lácteos Verónica, ARSA y La Suipachense, que vieron agudizar sus crisis en 2025, producto de la caída del consumo interno, los costos en alza y tasas de financiamiento elevadas, entre otros factores.

Entre todas, suman más de 2.000 empleados que ven peligrar sus puestos. Actualmente, muchos de ellos denuncian sueldos atrasados, hay empleados suspendidos o sin tareas asignadas. Es que algunas plantas directamente están paralizadas y otras redujeron su producción.

Qué marcas lácteas pueden desaparecer de las góndolas

Este escenario hará que, seguramente, en el corto plazo muchas marcas icónicas desaparezcan de las góndolas. De hecho, algunos de sus productos ya son difícil de encontrar en muchos supermercados. Es el caso -por ejemplo- de los quesos duros SanCor, o los yogures de esa marca que los produce ARSA.

Además, tal como publicó iProfesional, SanCor atraviesa grandes complicaciones para sostener la elaboración de la manteca «Tonadita» y otros productos que la unión de cooperativas genera para Elcor.

Lo mismo ocurrirá, de seguir con el conflicto, con los lácteos Verónica, que en algún momento fue top tres entre las marcas que más producían en el país: de hecho, se conoció recientemente que la firma estaría derivando la poca materia prima que recibe hacia terceras empresas. Esto podría verse reflejado en una menor presencia de sus productos en el corto plazo.

En el caso de La Suipachense el escenario es todavía más dramático: se estima que puede dejar de producir en 15 días.

Así es que, una vez agotado el stock de sus productos en las góndolas, con el tiempo tenderán a desaparecer, en caso de que los conflictos se solucionen.

Lácteos Verónica: de referente nacional a producción paralizada

La tradicional Lácteos Verónica, con plantas en Clason, Lehmann y Suardi (Santa Fe), atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. De sus 700 trabajadores directos, la mayoría soporta sueldos atrasados, pagos fraccionados y medidas de fuerza en un marco de virtual parálisis productiva.

La compañía solicitó un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) para aplicar un fuerte ajuste: reducción de hasta el 30% de su plantilla, recorte de jornadas y pago del 75% de los haberes en carácter de suma no remunerativa. La iniciativa fue rechazada de plano por ATILRA, y la cartera laboral pidió más documentación, lo que dejó la presentación en suspenso.

En el frente financiero, los números muestran un cuadro grave: acumula más de 2.800 cheques rechazados por encima de los $9.500 millones y afronta denuncias judiciales por supuesta triangulación de activos con firmas vinculadas a la familia Espiñeira, actual controlante del grupo.

El retroceso productivo es contundente: de procesar un millón de litros de leche diarios en su etapa de auge, hoy apenas alcanza los 200.000. En el sector coinciden en que las posibilidades de recuperación se achican cada vez más, con riesgo real de que otra marca histórica del mercado lácteo argentino quede en el camino.

La Suipachense podría dejar de funcionar en 15 días

La situación de parálisis y caída comercial que atraviesa La Suipachense no deja de agravarse y la lechera abrió el mes sin novedades respecto de los sueldos adeudados y con su planta intervenida en gran medida por los empleados. Precisamente, los trabajadores de la firma, ligados en gran medida al gremio ATILRA, afirman que, ante la desaparición de los representantes del grupo venezolano Maralac -actual controlante de la láctea-, La Suipachense podría dejar de funcionar por completo en el lapso de 15 días. La compañía adeuda los salarios de julio y agosto, además de cargas sociales y otras prestaciones.

En la actualidad, y de acuerdo a datos de la base de deudores del Banco Central, la compañía acumula casi 520 cheques rechazados por un monto total superior a los 3.600 millones de pesos.

La compañía viene de aplicar 9 despidos y la cifra se incrementaría en el transcurso de las próximas semanas. En la sede de la firma, en Suipacha, provincia de Buenos Aires, afirman que, a raíz de la grave situación financiera que atraviesa la láctea, podrían perderse otros 140 empleos.

«Nos deben parte del sueldo de julio y varios meses de cargas patronales. También le deben combustible a transportistas y proveedores. Le deben a todo el pueblo», declararon al respecto sendos portavoces de los trabajadores de la firma.

«La compañía pasó de procesar 250.000 litros diarios de leche a 40.000 y luego ese volumen cayó a cero. Se quedó sin los 180 tamberos que la proveían por los continuos retrasos en los pagos. Así es imposible que pueda volver a operar», añadieron.

SanCor, un gigante que no puede recuperarse

La falta de materia prima a partir del endeudamiento que mantiene con el grueso de sus proveedores, la incapacidad económica para cubrir salarios y los incumplimientos con acuerdos comerciales rubricados con terceros mantiene en vilo la continuidad de SanCor.

La unión de cooperativas llega a esta altura del año, con deudas cercanas a los $20.000 millones a partir de haberes sin cubrir, y la falta de pago de las cuotas relacionadas con la mutual, la obra social y el sindicato que integra a los trabajadores del sector.

En paralelo, la firma sostiene un nivel de procesamiento de leche ínfimo: por debajo de los 300.000 litros diarios. Ese volumen complica la continuidad de los contratos de producción para terceros -«fasón»- que mantiene con Elcor, Delpack, La Tarantela y La Delfina.

SanCor atraviesa grandes complicaciones para sostener la elaboración de la manteca «Tonadita» y otros productos que la unión de cooperativas genera para Elcor.

Al mismo tiempo, medios especializados como Bichos de Campo señalan que las plantas de la empresa en La Carlota y Devoto, en la provincia de Córdoba, operan a un ritmo mínimo y apenas están cumpliendo con las entregas pautadas de queso cheddar y, precisamente, manteca.

ARSA, la firma controlada por Vicentin, en crisis

El futuro de ARSA (Alimentos Refrigerados S.A.), la firma controlada por Vicentin y administrada en los últimos años por la venezolana Maralac, aparece cada vez más comprometido. Sus plantas de Arenaza (Buenos Aires) y Monte Cristo (Córdoba) están paralizadas desde mayo y el personal ya da por hecho que la compañía no volverá a ponerse en marcha.

ARSA produce, entre otros, los yogures y postrecitos que llevan la marca SanCor.

El cuadro financiero es asfixiante: desde marzo de 2024 la empresa se encuentra en concurso preventivo, con un pasivo verificado de $49.700 millones, más otros $67.300 millones en garantías vinculadas a la compra de activos de SanCor. A esto se suma un aluvión de cheques rechazados que supera los 540 documentos y alcanza los $6.500 millones, de acuerdo con registros del Banco Central.

El escenario derivó en denuncias de vaciamiento por parte de los trabajadores, quienes apuntan a maniobras de traslado de maquinaria y facturación cruzada con La Suipachense -otra firma bajo la órbita de Maralac-. La situación motivó una presentación penal de ATILRA por presunta defraudación y, en paralelo, la Justicia dictó medidas cautelares para resguardar los bienes. Sin embargo, en la industria la mayoría ya da por descontada la inminente quiebra.

Lo cierto es que la caída del consumo, las elevadas tasas para financiarse y los conflictos gremiales pusieron a cuatro gigantes de la industria láctea contra las cuerdas. En muchos casos, su producción se redujo drásticamente y, en otros, directamente se paralizó. Así, muchas marcas icónicas podrían desaparecer de las góndolas de un momento a otro.

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