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sábado, 16 agosto, 2025
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Nuevo orden económico: entre el reclamo industrial y las opiniones cruzadas de los bancos

“La Argentina es un transatlántico que con Javier Milei giró 180 grados y tomó la dirección correcta. Es obvio que en ese giro algunos se caigan al agua”, dice un importante ejecutivo de un banco internacional.

“El Gobierno tiene un grado de improvisación que asusta. El desarme de los pasivos remunerados, que hizo volar las tasas por el aire, lo demuestra”, afirma otro importante ejecutivo de otro banco internacional.

«Por apreciar el peso los argentinos estamos gastando el dinero de Vaca Muerta», asegura un industrial

Las aguas parecen divididas en un sector que a priori parecía jugar con los mismos códigos del Gobierno. Los reclamos industriales al modelo, en cambio, son esperables.

El desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) provocó que algunos bancos que necesitaban pesos para hacer frente a sus compromisos financieros tuvieran que pagar tasas que se dispararon hasta 70%. Los críticos a la desaparición de las LEFI dicen que eso pasó por no pensar las consecuencias que podía traer la medida.

Los que apoyan la postura que tomó el equipo económico aseguran que los bancos tuvieron un preaviso y que algunos decidieron mantener los pasivos remunerados hasta el último día.

Pero el sistema financiero viene acumulando otros problemas. El primero es que se duplicó la mora. No es alta, pero sorprende el salto. Otro problema radica en las empresas que entraron en default. Este ítem no pega igual a todos los bancos porque hay varios que no prestaron a esas compañías.

Por otro lado, la suba de tasas, más allá de prender una alarma en el sistema financiero, preocupa a la industria. De hecho, si la tasa sube, los créditos a las empresas también. La consecuencia es que, si las tasas siguen altas, casi con seguridad se traducirá en un freno a la economía.

“Yo arreglo la macro, de la micro ocupate vos”. La frase bien puede pertenecer al presidente Javier Milei.

La baja de la inflación y el dólar dentro de la banda son dos temas que se valoran en el círculo rojo. Pero tampoco dejan conforme a todos.

Comparada contra 2024, la industria muestra una recuperación, pero hay que tener en cuenta la caída que tuvo el año pasado. Cuando se mide contra 2023, el último informe de la Unión Industrial Argentina (UIA) indica que en el interior de la industria continúa la heterogeneidad sectorial, con solo tres sectores recuperándose respecto al periodo acumulado dos años antes (los vinculados a la molienda, refinación de petróleo, y la producción de motos), y solo dos sectores con recuperación productiva si se compara con el mismo periodo de 2022.

El sector, sumado a una actividad amesetada, enfrenta el aumento de las tasas. A esa preocupación se suma que durante el primer semestre del año las importaciones de bienes de consumo alcanzaron los 5.268 millones de dólares. Esto marca una suba de 32% contra 2023, cuando la producción industrial registró una caída de 10% en el mismo período.

Otro de los rubros importados que registraron una suba considerable fueron los bienes despachados mediante servicios postales (courier), que registraron una suba de 42% contra 2023. En tanto, las exportaciones industriales muestran un estancamiento. El informe de la UIA también dice que, si bien en junio se observó una suba del 12%, las mismas comenzaron a mostrar una desaceleración respecto a meses previos.

A nivel sectorial crecieron 15 de los 16 sectores que componen el índice en términos interanuales, pero solo 5 respecto al mes anterior.

En términos interanuales, entre los sectores con mayor suba se ubica Otros equipos, aparatos e instrumentos (+42,7%), seguido de Muebles y colchones (+38,2%), en gran medida dado el bajo nivel de comparación (-33,4% en jun-24).

También presentó una suba productiva Vehículos automotores (+22,2%), y Otros equipos de transporte (+22,2%), impulsado por un crecimiento en la producción de motos.

Dentro de la industria, el sector de las pequeñas y medianas empresas no logra salir de la recesión. Según la Fundación Observatorio Pyme, una encuesta coyuntural realizada entre junio y julio pasado a Pyme manufactureras, de software y servicios informáticos, concluye que siguen predominando los indicadores recesivos. Para el 70% de las empresas la producción está estable o en baja y la preocupación por la debilidad de la demanda alcanza al 68% de las empresas.

Por otro lado, los precios y las ventas evolucionan por debajo de los costos. El 74% de las empresas reportó aumento de costos y solo un poco menos de la mitad (35%) pudo trasladarlo a precios.

Por último, la presión importadora está en niveles récord. El 45% de las empresas informó que se siente amenazada por la importación y un 33% verificó pérdidas de participación a manos de productos importados.

La apertura de las importaciones es parte de la política de un Gobierno que pretende que las industrias locales ganen competitividad y que además el consumidor pague menores precios. El resultado, está claro, golpea a la industria nacional.

En el Gobierno, más allá de la situación de la industria, aseguran que van a seguir adelante con su plan. De hecho, no ven mal que la Argentina se transforme en un país de servicios.

Para defenderse, algunos funcionarios del Gobierno transmiten, en off the record, que la principal empresa de la Argentina es una de servicios. Además, agregan que gran parte de la industria ensambla y que no solo es Tierra del Fuego, sino que un sinónimo de ensamble es la industria automotriz, donde el auto más argentino es solo 40% argentino y, en tercer lugar, que los textiles de primeras marcas nacionales importan gran parte de lo que venden. A esto se agrega que las marcas internacionales venden al público local a un precio hasta tres veces mayor de lo que cuestan los mismos productos en el exterior.

En definitiva, los industriales y los bancos reclaman reglas claras y parejas. En el Gobierno dicen que las reglas están y que los bancos tienen que trabajar de bancos y los empresarios, competir.

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