De cara a la festividad de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, que se celebra este jueves, la Iglesia católica le envió un claro mensaje al gobierno, al advertir que “en todo plan económico, cuidar el empleo y las fuentes de trabajo debe ser una prioridad indeclinable” y señaló que “ninguna medida puede considerarse exitosa si implica que los trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia e incertidumbre sobre su futuro»
En una declaración en la que no menciona a las autoridades gubernamentales, la Conferencia Episcopal -que agrupa a todos los obispos del país- también pide a través de un comunicado “escuchar el clamor de tantos hermanos y hermanas” que necesitan trabajar, cuando la desocupación estaba en el primer trimestre del año en el 7,9 %, 1,5 % más que el trimestre anterior en un país donde no se genera empleo formal desde ace una década.
Como viene ocurriendo en los últimos años, las centrales obreras -salvo la CGT que partirá más tarde desde Diagonal Sur- y los movimientos sociales realizarán este jueves una marcha a partir de las 8 desde las inmediaciones del santuario de Liniers hacia la Plaza de Mayo bajo la consigna «paz, pan, tierra, techo y trabajo».
Cada 7 de agosto, sobre todo el santuario porteño de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers -pero también otros en el país bajo su advocación-, se colma de fieles que hacen una larga fila para desde el primer minuto del día comenzar a pasar delante de la imagen del santo para agradecerle una gracia concedida o pedirle principalmente trabajo.
El arzobispo de Buenos Aires, que actualmente es monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, celebra a media mañana la misa principal -este año será las 11- donde hace referencia a los agradecimientos y las demandas sociales, pero en esta ocasión la Conferencia Episcopal -que nuclear a todos los obispos del país- decidió sumar una declaración.
“En la fiesta de San Cayetano, patrono del Pan, la Paz y el Trabajo, junto a todos los obispos argentinos, queremos unirnos a los miles de fieles que, en todo el país, se acercan a santuarios, parroquias y comunidades para pedir su intercesión o agradecer la gracia recibida”, dicen los obispos.
Añaden que “la devoción a San Cayetano es una expresión profunda de la fe de nuestro pueblo, que no se resigna ante el sufrimiento y que, con esperanza y solidaridad, reza y camina, poniendo en manos de Dios sus necesidades personales y familiares más urgentes”.
Señalan en ese sentido que “este día nos invita a escuchar el clamor de tantos hermanos y hermanas que ven en el trabajo la posibilidad de ser útiles y de contribuir al bien común”.
“Trabajar constituye un derecho fundamental que construye la vida propia y la del grupo familiar, y sostiene el tejido social” subrayan y advierten que “la falta de trabajo hiere profundamente la dignidad de las personas y puede conducir al desaliento, al aislamiento y a la pérdida de sentido”.
Por eso, consideran que “todo plan económico, cuidar el empleo y las fuentes laborales debe ser una prioridad indeclinable. Ninguna medida -afirman- puede considerarse exitosa si implica que los trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia e incertidumbre sobre su futuro”.
Aclaran que “en tiempos difíciles, valoramos todas las formas de trabajo: el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas. Toda actividad que, con esfuerzo, lleva dignamente el pan a la mesa -destacan- merece ser reconocida, acompañada y protegida”.
“Pedimos la intercesión de San Cayetano para que no falte el trabajo digno en nuestros hogares y para que quienes hoy están desocupados o viven en condiciones laborales precarias encuentren nuevas oportunidades que les devuelvan la esperanza y mejoren su calidad de vida”, concluyen.