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lunes, 21 julio, 2025
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Denunció a su padre por abuso sexual y lo mandó preso, pero era mentira: «fui utilizado como una cosa»

Hasta ese momento, la puja legal entre Ghisoni y Vázquez tenía que ver con la custodia de los tres hijos tras su separación, ocurrida en 2009. La médica llegó a denunciar 40 veces a su exmarido por cuestiones relacionadas a la violencia de género, pero no fue sino hasta el recurso presentado en 2014 que apareció la cuestión sexual.

Esa acusación le valió tres años de prisión preventiva a Pablo Ghisoni, y la pérdida total del prestigio que había alcanzado como médico ginecólogo y obstetra.

Tal es el contexto clave para comprender el duro relato que Tomás, de 20 años, se animó a compartir días atrás en un video de 5 minutos en los que reconoció que fue víctima de la manipulación de su madre, lo cual «destruyó a un hombre inocente», su padre.

«Mi nombre es Tomás Ghisoni. Estoy haciendo este video para contar algo que me costó años decir en voz alta: cuando era adolescente acusé falsamente a mi padre de algo gravísimo, y lo más difícil de admitir es que sostuve esa acusación durante más de 10 años», empezó diciendo el joven.

Con un fondo de fantasía y un aspecto de joven oficinista, de camisa y suéter, Tomás reveló el origen delcalvario legal y público que le provocó a su padre en 2014, con la denuncia por abuso sexual que los tuvo a él y a sus hermanos como víctimas.

«Recién hace aproximadamente dos meses, y no por un ‘click mágico’ o instantátneo, sino por un proceso largo y doloroso empecé a ver con claridad que aquello que había creído y repetido era una mentira», expresó con voz lectora el muchacho.

El relato de Tomás siguió: «Crecí escuchando que mi papá era peligroso, que tenía que tenerle miedo, que nos había hecho daño, nos lastimaba, nos golpeaba, y yo, como hijo, creí lo que me decían. No fue una historia inventada por mí, fue una historia sostenida, repetida, impuesta por una figura adulta en la que yo confiaba plentamente: mi madre«.

Sin nombrar a Andrea Vázquez, que figura como subdirectora de Acceso a Justicia de la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades del partido bonaerense de La Matanza, Tomás siguió con su relato.

«Pero esa historia, con el tiempo, se transformó en una verdad emocional que no tenía sustento real. En consecuencia de esto mi papá fue preso tres años. Perdió su trabajo, su nombre, su salud, su dignidad. En todo esto yo también perdí: perdí la verdad, perdí la confianza en mí mismo, a mi familia y a mi papá durante más de una década», expresó.

Como su hermano Francisco, Tomás se sumó a la campaña para promover en el Senado la iniciativa de La Libertad Avanza para aumentar las penas en casos de falsas denuncias y falsos testimonios, especialmente en situaciones relacionadas con violencia de género, abuso sexual y violencia contra menores.

«Con los años empecé a ver cosas que no me cerraban: contradicciones, manipulaciones, gestos, silencios… Pero, como dije antes, no fue un ‘click’, fue un proceso. Un proceso que me llevó meses, años, tal vez. Hasta que algo dentro mío quebró y entendí que la historia que yo había defendido con tanta fuerza, que hasta milité, no era cierta», dijo.

«Eso me dejó desarmado, roto. pelear por una causa que crees justa y darte cuenta de que era mentira duele horrores. Lo qué porque lo estoy experimentando», agregó antes de llegar al punto culminante de su testimonio: «Yo no fui abusado. No fui una víctima de mi padre. Pero sí fui usado, fui utilizado como una cosa. Fui víctima de un entorno que me enseñó a repetir un relato. Que me enseñó qué decir, cómo dibujar, qué no decir -ya sea en una audiencia o en distintos contextos-, y yo, sin entenderlo del todo, lo hice. Y eso destruyó a un hombre inocente».

«No estoy acá para negar que exiten abusos reales porque sí los hay, y merecen justicia. Pero también estoy acá para decir que las falsas denuncias también son una forma de abuso porque roban años, destruyen familias, siembran desconfianza en las voces que sí necesitan ser escuchadas«, convino antes de meterse de lleno en su planteo político, alineado con el del Gobierno.

Tomás Ghisoni aseguró que «una ley que regule las falsas denuncias no es una amenaza para las víctimas reales, como la otra campana sostiene, al contrario, es una forma de cuidar la verdad y que no sea utilizada como un arma. Que el sistema no pierda legitimidad por quienes lo utilizan con otros fines».

«En todos estos años en que militaba conocí historias de víctimas reales. Historias que me dolieron mucho, me conmovieron y hasta me despertaron. Muchas de esas personas no tuvieron ni voz ni justicia, y eso me dio fuerza a mí para buscar en mi propia historia la verdad», señaló.

«Hoy sigo creyendo que la Justicia debe proteger a quienes realmente sufrieron, pero también tiene que cuidar que nadie más sea condenado por una mentira. Yo no estoy acá para tirar piedras ni buscar culpables. No cambié de vereda para atacar desde el otro lado», aseguró sin mencionar el proyecto que Lilia Lemoine presentó en octubre de 2024 y que llegó al Senado.

«Estoy acá porque elegí salir del silencio y de la confusión. No estoy hablando con rencor, hablo con dolor y con vergüenza, pero principalmente con verdad. Aprendí que callar una mentira también es sostenerla. Hoy quiero que mi historia sirva para que nadie más, ni víctima ni inocente, sea destruído por un sistema que no se atreve a escuchar todas las voces. Esta es la mía y por primera vez la estoy diciendo con libertad», sentenció.

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