Las acciones y bonos reaccionaron con una importante recuperación en la plaza bursátil tras conocerse que Donald Trump había concedido una pausa de 90 días a la aplicación de la suba de aranceles a las importaciones. Aunque el beneficio se suponía que era para todos los países que no hubieran aplicado sanciones compensatorios a las ventas de Estados Unidos, focalizando así el «castigo» sobre China, una posterior aclaración del secretario del Tesoro del gobierno de Trump limitó el beneficio de la pausa a tan sólo 75 países, lista en la cual no estaba incluída Argentina.
De todos modos, la noticia inicial fue suficiente para que los ADRs representativos de acciones de empresas argentinas se cotizaran en Nueva York con alzas de hasta casi el 15 por ciento, los bonos en dólares treparan en la bolsa porteña hasta en un 7,5 por ciento y el riesgo país cayera un 9 por ciento, volviendo a ubicarse debajo de los 900 puntos después de haber rozado los 1000 el día martes.
También bajaron las cotizaciones de los dólares financieros (MEP; contado con liqui y blue), pese a que las condiciones de fragilidad en la disponibilidad de divisas se mantiene, o se agrava, ya que el Banco Central debió vender una cifra importante de dólares en el mercado mayorista (MULC) para atender la demanda, ante la escasez de liquidaciones de exportadores.
Trump había recargado la sanción contra China, país a cuyos productos le elevó por tercera vez los aranceles, en esta oportunidad llevándolos al 125 por ciento, en supuesta represalia al gobierno de Beijing por haber sudio a su vez los aranceles a los productos norteamericanos al 34 por ciento. El presidente de Estados Unidos señaló en esa oportunidad que se abría una ventana de 90 días a la aplicación de la suba de aranceles para los países que no huberan respondido con aumentos de tarifas a los productos estadounidenses que importaran. En Buenos Aires se dio por descontado que Argentina estaba incluído en ese alivio.
Pero poco después del anuncio de Trump, habló el secretario del Tesoro. Scot Bressen, quien explicó que serían unos 75 países los que quedarían separados de la aplicación de la suba de aranceles, al menos dentro de los próximos 90 días. Argentina no está en esa lista. Es más, Bressen señaló ante una consulta de la prensa que «Brasil y el resto de países de América latina mantendrán el nivel de aranceles extra del 10 por ciento durante esos noventa días».
Pero el impacto positivo en los mercados para los activos argentinos ya se había hecho sentir. Los ADRs subieron hasta 14,2% en Wall Street, encabezados por Grupo Financiero Galicia, Banco Macro (13,6%), Edenor (13,3%) y Grupo Supervielle (12,8%). El Merval en la bolsa porteña escaló 9,8 por ciento, mientras que los títulos de la deuda soberana repuntaban hasta 7,3% , en el caso del Bonar 2035, seguido del Global 2035 (5,4%) y el Global 2038 (5,3%).
En ese marco, el riesgo país, medido por el J.P. Morgan, cerró con una caída de 9,1% a 889 puntos básicos.
En la plaza cambiaria, los tres dólares financieros se alinearon en torno a los 1356 pesos, mientras que en la jornada anterior habían cerrado en valores de 1360 a 1370 pesos.
En tanto que el Banco Central debió desprenderse de 165 millones de dólares en el MULC, dada la escasez de oferta de los dólares de exportación. En total, el mercado mayorista registró operaciones por 361 millones de dólares, de lo cual resulta que el BCRA aportó el 46,6 por ciento de los dólares negociados.
Expectativas por el FMI
Tras el paro nacional de esrte jueves, todas las miradas económicas estarán puestas en las pantallas de noticias a la espera de las noveades que surjan de la reunión del Directorio del FMI. En el encuentro que tendrá lugar en Washington, se tratará la propuesta de un nuevo acuerdo de facilidades extendidas por 20 mil millones de dólares para Argentina. El acuerdo ya tiene el consenso del staff técnico, se sabe que abarcará un período de 48 meses y que incluirá la prórroga de vencimientos para unos 14 mil millones de dólares de la deuda actual con el FMI que vencen antes de mediados de 2029. Pero no se sabe a cuanto ascenderá el desembolso inicial –lo que el gobierno argentino espera angustiosamente que sea de más de 10.000 millones de dólares– ni cuál sería el valor de referencia para el dólar una vez que se salga del actual esquema cambiario.
Mucho menos se conocen otras condiconalidades del acuerdo, como por ejemplo modificaciones que «recomendaría» para el sistema previsional o cambios en las leyes laborales. En ninguno de los dos casos se hablará formalmente de «reformas», pero se descuenta que fue parte de las conversaciones y negociaciones desarrolladas en los últimos meses.
El tratamiento del pedido argentino de préstamo en la sesión del Directorio delFondo de este viernes no implica que, necesariamente, se tome una definición ese mismo día. Fuentes próximas al organismo confían que es muy probable que la respuesta definitiva se adopte y comunique en los primeros días de la semana entrante. La idea prevaleciente, además, es que la firma del acuerdo recién tendría lugar en la última semana de abril, y recién después –aunque en forma casi inmediata– tendría lugar el primer desembolso.
La pretensión inicial del gobierno argentino, cuando comenzó a tratar con los funcionarios del FMI el pedido de un nuevo préstamo, era llegar a las elecciones de octubre de este año con aire suficiente para no verse obligado a devaluar antes de esa fecha. Ahora, las urgencias son otras. Lo que le preocupa sobremanera es llegar a la señalada última semana de abril, sin que se le agoten los dólares en caja en una fuga de divisas que ya no es un goteo, sino una sangría.