En esta era moderna de franquicias cinematográficas, Zoe Saldaña ganó mucho capital. La actriz de 46 años protagonizó las tres películas más taquilleras de todos los tiempos: Avatar y la secuela Avatar: el camino del agua, en la que interpretó a la feroz alienígena Neytiri, y Avengers: Endgame, la película de Marvel en la que interpretó a Gamora, su personaje en Guardianes de la galaxia. Por si fuera poco, también tiene en su haber tres películas de Star Trek.
Pero algo que Saldaña no tenía hasta ahora era un papel como en Emilia Pérez que obtuvo 13 nominaciones al Oscar, incluida una nominación como actriz de reparto para Saldaña. Por otra parte, Emilia Pérez sería una película atípica en la filmografía de cualquier actor, simplemente porque no hay otras películas como ésta: dirigida por Jacques Audiard, es un descarnado drama criminal que también resulta ser un musical.
Saldaña interpreta a Rita en la película que acaba de estrenarse en la Argentina, una abogada de Ciudad de México que trabajará para el narcotraficante Manitas (Karla Sofía Gascón). Se llega a un acuerdo: si Rita puede trabajar en secreto para ayudar a que se someta a la cirugía de confirmación de género y se convierta en Emilia Pérez, será compensada económicamente más allá de sus sueños más alocados. Pero incluso cuando Rita consigue entrar en los escalones más altos de la sociedad, sigue sintiendo un resentimiento que llega a su punto álgido con El Mal, un abrasador número de canto y baile en el que censura a los ricos hipócritas en una gala benéfica.
Esa secuencia es algo más que el punto culminante de la película: es un clip reel de tres minutos que pone de manifiesto todo lo que Saldaña es capaz de hacer, incluido su atlético don para transmutar los estados de ánimo de sus personajes en movimiento. La interpretación es tan potente que de hecho, muchos la consideran la principal candidata a ganar el Oscar a actriz de reparto.
El giro en la carrera de Zoe Saldaña
Se trata de un giro significativo para Saldaña, que a menudo se preguntaba, a pesar de su éxito, si realmente se la ve y aprecia por lo que puede hacer.
Aunque Emilia Pérez está lejos de ser tradicional, al menos presenta a Saldaña como algo más cercano a lo que realmente es, sin los adornos de los efectos especiales y el maquillaje alienígena. Recibir premios por esa interpretación, que realiza principalmente en su español natal, fue embriagador.
“No dejo de recordarme a mí misma que, pase lo que pase, todo en Emilia Pérez era especial -afirma-. Lo hacía por mí, y durante mucho tiempo dejé de hacer las cosas por mí”.
Criada en Nueva York y República Dominicana, Saldaña se apresuró a hacerse un hueco como actriz, abriéndose paso en películas menores como Center Stage (Camino a la fama) y Crossroads: Amigas para siempre antes de ascender al papel protagónico femenino de gigantescos espectáculos de ciencia ficción. “Estoy muy agradecida, pero tuve que sacrificar muchas cosas”, afirma.
Ahora que llegó a los cuarenta, Saldaña analiza los altibajos y los compromisos que la llevaron hasta acá. A pesar de lo dura que puede ser esta industria, sabe que a veces fue ella misma la que se frenó. Después de Emilia Pérez, espera que eso cambie.
Actuó en las dos «Avatar» y en «Avengers: Endgame»
Durante la última década, mientras Saldaña hacía malabarismos con Avatar, Star Trek y Guardianes de la galaxia, temía haberse apartado de otro tipo de películas. Sin embargo, la fuerza combinada de todas esas franquicias de ciencia ficción le dio algo muy poco frecuente en Hollywood: seguridad laboral.
“Al menos sabía que tenía cosas para hacer que me iban a mantener siempre trabajando. La idea era: ‘No quiero que la gente se olvide de mí’”.
Así que se comprometió, rodando secuela tras secuela. Pero al cabo de cinco años, algo empezó a cansarla. No era agotamiento. Ni siquiera el miedo a encasillarse. Era la sensación de que había tocado techo.
“Cuando formás parte de proyectos tan grandes y que tienen tanto éxito, sí, cosechás los beneficios y estás agradecida. Pero hay una parte de mí, como artista, que dejó de crecer y de aceptar retos”, dice.
Y casi se queda afuera de «Emilia Pérez»
En 2022, justo después de terminar el rodaje de la tercera película de Guardianes de la galaxia, Audiard le pidió reunirse con ella en una videollamada para hablar del papel de Rita en Emilia Pérez. Hacía tiempo que era fan del director francés, más conocido por intensos dramas de carácter como Un profeta y Metal y hueso. Sin embargo, estaba segura de que no tenía ninguna posibilidad de ganar el papel.
Después de todo, ¿por qué Audiard iba a contratarla? El guion decía que Rita era una mujer mexicana de unos 20 años y que tendría que cantar mucho.
Quiso echarse atrás. Su marido, el cineasta Marco Perego-Saldaña, la instó a que no lo hiciera. “¿No querés trabajar con Jacques Audiard?”, le preguntó.
“Sería un sueño”, respondió.
“Entonces soñá”, le dijo él.
Audiard estaba dispuesto a reescribir el papel para adaptarlo a Saldaña, pero quería rodar la película en septiembre de 2022, cuando ella tenía que empezar a rodar la primera temporada de Lioness, una serie que Taylor Sheridan, el director de Yellowstone, le había pedido a Saldaña que protagonizara. Esa obligación, más una extensa gira de prensa para Avatar: El camino del agua, significaba que no podría asumir un nuevo proyecto hasta bien entrado 2023.
Saldaña pensó que era el fin de su sueño. En cambio, Audiard decidió esperarla y retrasó la producción un año entero. “Incluso ahora me cuesta entenderlo”, dice. Lo único que sabía era que, de alguna manera, había convencido a Audiard para que confiara en ella. Y si él creía en ella, más le valía empezar a creer en sí misma.
Una vez que llegó a París y se sumergió de lleno en la práctica de la danza, los ensayos de interpretación y el entrenamiento vocal, lo que más le sorprendió fue lo mucho que Audiard siguió buscando su punto de vista sobre Rita, animándola a recurrir a su propia vida y experiencias para interpretar a una mujer que a menudo se siente ignorada e infravalorada.
Comparó la experiencia de colaboración con la de trabajar con James Cameron en su mayor franquicia. “Fue como un experimento en el que íbamos descubriendo cosas sobre la marcha, y así es como se rodó la primera Avatar”, explica. “Desde entonces, estuve buscando de nuevo ese entusiasmo de estar con un director experimentado y prolífico y que el director te mire diciendo: ‘No sé, ¿qué te parece?’”.
Cuando Emilia Pérez se estrenó en el Festival de Cannes en mayo de 2024, Saldaña tardó un tiempo en asimilar la aclamación. Le costó darse cuenta de que muchos de los aplausos iban dirigidos a ella.
Aunque no pudo asistir en persona a la ceremonia de entrega de premios del festival, pues ya había volado de Francia a Texas para rodar Lioness, veía la retransmisión en directo por Internet cuando se anunció que el premio a la mejor actriz lo compartirían Saldaña y sus compañeras de reparto Gascón, Selena Gómez y Adriana Paz.
Era una posibilidad que no se había atrevido a imaginar. Al principio se sintió tímida al mostrar su trofeo de Cannes, hasta que su marido le insistió en que había trabajado demasiado y durante mucho tiempo como para seguir encogiéndose de hombros ante sus logros.
“Tardé todo este tiempo en admitir que sí, que quiero la aprobación de la gente -dice-. Un artista no hace arte sólo para esconderlo en su armario para sí mismo. Hacés arte para compartir esos elogios y aunque digas que no los querés, vamos, haceme un cumplido de vez en cuando. Es eso que siempre le pregunto al universo, ¿importo? ¿Importa lo que hago?”.
Traducción: Patricia Sar
POS