SOCIEDAD
El estadio está apunto de empezar una histórica remodelación y como era de suponerse hay quienes se resisten al cambio.
El mítico Luna Park de Buenos Aires, testigo de los eventos más icónicos de la historia argentina, entra en una nueva etapa con el cambio de concesión a la empresa DF Entertainment.
El jueves 2 de enero de 2025, el estadio ubicado en Corrientes y Bouchard comenzó oficialmente su proceso de transformación. El que cuenta con planes de modernización que incluyen ampliaciones y mejoras. Estas reformas generan preocupación por la posible pérdida de su valor patrimonial y su histórica fachada.
DF Entertainment busca aumentar la capacidad del estadio de 8.400 a 13.000 espectadores, con la construcción de dos subsuelos y dos niveles adicionales para cocheras, palcos y gastronomía. Aunque estas mejoras buscan competir con el moderno Movistar Arena, organizaciones como Fundación Ciudad y Basta de Demoler alertaron sobre el riesgo de alterar drásticamente su arquitectura y esencia original.
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Ante esta posibilidad, Paulina Karadagian, hija del legendario Martín Karadagian del show Titanes en el Ring expresó su preocupación en redes sociales.
«Quiero el vidrio de la boletería de Bouchard y Lavalle, está esmerilado en azul con papá luchando«, escribió en X. También pidió proteger el archivo fotográfico del estadio, construido en 1931, al considerarlo parte de la memoria histórica del lugar.
La historía del mítico Luna Park
La historia del Luna Park es amplia. Desde velatorios como el de Carlos Gardel hasta conciertos de Frank Sinatra, actos históricos como el adiós de Sui Generis y eventos deportivos memorables. Fue escenario del casamiento de Diego Maradona, recibió a Juan Pablo II y alojó innumerables veladas de boxeo organizadas por Juan Carlos «Tito» Lectoure.
También fue un espacio para el acto de la celebración nazi más grande que tuvo lugar fuera de Alemania. En 1938 cerca de 20.000 nazis se congregaron en el mítico estadio de Corrientes y Bouchard.
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El pedido de Paulina Karadagian resalta el carácter personal que tiene el Luna para muchas familias argentinas. “La esquina de Madero y Lavalle es muy grande para llevármela a casa… pero el vidrio de la boletería, no”, escribió.
Un cambio de manos que divide opiniones
Desde la muerte de Ernestina de Lectoure en 2013, el Luna Park pasó a manos de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco y Cáritas, bajo representación del Arzobispado de Buenos Aires. En 2024, estas entidades cedieron la administración a DF Entertainment, subsidiaria de Live Nation Entertainment Inc.
La nueva concesión tendrá una duración inicial de 20 años, prorrogables por otros 20. Este será el inicio de una etapa en la que la modernización promete enfrentar al menos tanta resistencia como entusiasmo.
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