El asedio libertario contra Victoria Villarruel combina la furia de Javier Milei y sus seguidores, con los designios narrativos de Santiago Caputo y el armado político de Karina Milei y Lule Menem. Por eso, fuentes del gobierno descartan que la Casa Rosada termine impulsando un juicio político contra la Vicepresidenta, aunque el ejército de trolls no deje de atormentarla con ataques por las redes.
En un despacho de La Libertad Avanza en la Cámara Baja, lo resumieron con tres palabras: «La quieren domada». El anverso de esa afirmación es que tampoco juntarían las voluntades suficientes para enjuiciarla, salvo que el peronismo se preste a esa empresa improbable por ahora.
Además, los libertarios deberían resolver primero su querella interna por la Presidencia de la Comisión de Juicio Político, que estaba en manos de Marcela Pagano. La hermana del primer mandatario y Lilia Lemoine impugnaron esa definición de Oscar Zago, que terminó eyectado del bloque, pero el cuerpo jamás resolvió ese bochorno.
Pero más allá de que el amateurismo de sus verdugos asista a Villarruel en la fragilidad, el propio Presidente escuchó más de una vez de boca de un dirigente libertario que apostó por su triunfo que su compañera de fórmula es «superficial» y «excesivamente formalista». Esa interpretación que atravesó las paredes de Olivos pertenece a un viejo conocedor del ámbito castrense, que atribuye a la titular del Senado «principios excluyentes y anacrónicos».
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Como informó LPO, un diputado oficialista reconoció que la vice había bajado un cambio y estaba acomodando la carga, para no volcar. Por eso, perdería fuerza la campaña del Gordo Dan o el asesor estrella tras la agresividad desinhibida de referentes como el abogado Alejandro Sarubbi Benítez, quien se jactó de que la vice bajara los decibeles sin necesidad de utilizar dos carpetazos contra ella.
Sin embargo, la bancada liderada por Martín Menem y Gabriel Bornoroni cobija legisladores tanto más punzantes y desconfiados con respecto a los adversarios internos: «Villarruel es una cadeta, una Videla con polleras», afirmaron.
Villarruel es una cadeta, una Videla con polleras.
En medio de la tensión entre Balcarce 50 y el Senado, están los senadores aliados, aglutinados algunos en Las Provincias Unidas (LPU) bajo la jefatura de Carlos «Camau» Espínola y Juan Carlos Romero y repartidos los otros entre el radicalismo y el PRO. Pese a que votaron distinto ante el expediente de expulsión de Edgardo Kueider, comparten ahora la preocupación por la agudización de la pelea de Milei contra Villarruel, después de haber apostado durante un año a la mayoría de los 39 antikirchneristas contra los 33 de UP.
Esos números mermaron por la licencia del chaqueño Víctor Zimmermann, la destitución del entrerriano y el desgaste del gobierno, que ni siquiera podría asegurarse 37 voluntades de su lado, al tiempo que José Mayans va a apretar el acelerador en febrero para que asuma la reemplazante de Kueider, Stefanía Cora, militante de La Cámpora.
Cerca de un gobernador peronista deslizaron ante LPO que no querían echar a Kueider de la Cámara Alta, bajo el pretexto de que lo importante era la coordinación entre los mandatarios provinciales del Litoral y el Norte Grande para negociar con Milei lo que necesiten en sus jurisdicciones. La pelea del binomio presidencial no los favorece pero, por lo bajo, alientan a Francisco Paoltroni y Carolina Losada para dividir el voto libertario, al tiempo que mantienen viva la imagen amenazante de una Vicepresidenta con un armado político al alcance de la mano.
También hay libertarios que, con más crudeza o una cuota de cinismo, se ríen de la batalla tuitera de Caputo y sus trolls o, incluso, no dan crédito al recelo del Presidente por las mediciones de las consultoras que la dan a ella con mejores números que a él. «La quieren domada y, si no se doma, afuera pero no está armando nada», aseguran, y agregan: «lo único que hace es hablar y cenar con poderosos a los que los hermanos Milei no quieren pero la mina no cierra nada, no porque no quiera sino porque no sabe».
Milei, como reveló LPO, estalló cuando supo que su vice se reunía con Mauricio Macri o conversaba con empresarios del círculo rojo, algo que incluso desempolvó en la última entrevista que le concedió a LN+. «Conozco a los fragoteros y los primeros seis meses la tuvieron a Villarruel de jetona del fragote de Macri», graficó un armador.
El ex Presidente especulaba con una hecatombe del gobierno para tomarlo y controlarlo a través de Villarruel como no había podido hacerlo con Milei, según ese razonamiento. «Al pedo, porque si caía Milei asumía ella y ahí no hay fragote sino sucesión», explicó la fuente.
Como sea, uno de los desencantados con Karina y Sebastián Pareja remarcó este lunes que «Victoria no va a jugar por afuera en 2025», aunque ratificó lo que ya informó LPO sobre el próximo turno presidencial: «No creo que quiera dejar la política para irse a su casa», conjeturó.
La bifurcada que parece haber separado definitivamente al Presidente y la vice se resumiría en la tensión entre el pragmatismo y el dogmatismo. Mientras que Milei surfea contradicciones para que prevalezcan sus ideas, Villarruel se ciñe a la ideología aunque termine expresando a sectores cada vez menos representativos.