Los rebeldes en Siria aseguraron haber tomado el control de una segunda ciudad importante del país, después de que el ejército retirara sus tropas de Hama, en lo que supone otro revés para el presidente Bashar al Assad.
El líder del grupo militante islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohamed al Jawlani, declaró “victoria” en Hama y prometió que no habría “venganza”.
Anteriormente, los combatientes de HTS y sus aliados tomaron la prisión central de Hama y liberaron a los reclusos en medio de feroces batallas, mientras que el ejército dijo que había redistribuido a sus tropas fuera de la ciudad.
Hama tiene un millón de habitantes y está a 110 kilómetros al sur de Alepo, que los rebeldes capturaron la semana pasada después de lanzar una ofensiva sorpresa desde su bastión en el noroeste.
El comandante rebelde dijo a los residentes de Homs, que es la siguiente ciudad al sur en la carretera de Alepo a Damasco, que “su hora ha llegado”.
En el pasado, Al Assad confió en Rusia e Irán para aplastar a sus oponentes.
Pero como ambos aliados están preocupados por sus propios asuntos, no está claro cómo podrá detener un avance que podría amenazar la supervivencia de su gobierno, o si podrá hacerlo.
Más de medio millón de personas han muerto desde que estalló la guerra civil en Siria en 2011, después de que el gobierno de Al Assad reprimiera violentamente las protestas en favor de la democracia.
Los rebeldes rompieron las líneas defensivas del gobierno al norte de Hama después de varios días de intensos combates.
El ejército había enviado refuerzos a la ciudad después de la caída de Alepo.
Pero a pesar del apoyo de los ataques aéreos rusos y de los combatientes de la milicia respaldados por Irán, las tropas no pudieron evitar que Hama fuera invadida este jueves.
El comandante rebelde Hassan Abdul Ghani dijo por la mañana que sus combatientes estaban involucrados en feroces batallas en varios distritos.
A primera hora de la tarde, anunció que cientos de reclusos de la prisión central de Hama habían sido liberados.
Minutos después, el ejército anunció el redespliegue de tropas fuera de Hama “para preservar las vidas de los civiles y evitar el combate urbano”.
Fotos y videos publicados en internet y verificados por la BBC mostraron a los combatientes en diversos barrios del noreste.
Los reclusos liberados también fueron filmados celebrando fuera de la prisión central con un rebelde y un reportero de un medio de comunicación afín a la oposición.
Abdul Ghani declaró posteriormente: “Nos complace informarles que Hama ha sido completamente liberada después de que nuestras fuerzas terminaran las operaciones de barrido”.
También dijo que los rebeldes habían despejado el aeropuerto militar de Hama, en las afueras al oeste de la ciudad, así como Jabal Zain al Abadin, una colina de importancia estratégica justo al noreste que domina la carretera Damasco-Alepo.
En un video, Abu Mohamed al Jawlani dijo que sus combatientes habían entrado en Hama para “limpiar la herida que ha perdurado en Siria durante 40 años”.
“Pido a Dios todopoderoso que sea una conquista sin venganza”, agregó.
El líder del HTS se refería a la matanza de entre 10.000 y 25.000 personas en la ciudad en 1982, cuando el difunto presidente Háfez al Assad envió tanques y artillería para aplastar un levantamiento islamista.
Tácticas similares han sido empleadas en todo el país por su hijo Bashar en los últimos 13 años.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), un grupo de monitoreo con sede en Reino Unido, dice que más de 820 personas, la mayoría de ellas combatientes, pero también 111 civiles, han muerto en todo el país desde el inicio de la ofensiva rebelde hace ocho días.
La ONU ha dicho que los combates también están “empeorando una situación ya terrible para los civiles en el norte del país”.
Se estima que 280.000 personas han sido desplazadas, la mayoría de ellas mujeres y niños, y algunos civiles están atrapados en áreas en la primera línea d los combatees sin poder llegar a lugares más seguros.
En Alepo, hogar de dos millones de personas, algunos servicios públicos e instalaciones críticas, incluidos hospitales, panaderías, centrales eléctricas, agua, internet y telecomunicaciones, están interrumpidos o no funcionan debido a la escasez de suministros y personal.
El secretario general de la ONU, António Guterres, instó a “todos los que tienen influencia a hacer su parte” para poner fin a la guerra civil.
“Estamos viendo los amargos frutos de un fracaso colectivo crónico de los acuerdos previos de desescalada para producir un verdadero alto al fuego a nivel nacional o un proceso político serio”, añadió. “Esto debe cambiar”.
Al Assad ha prometido “aplastar” a los rebeldes y ha acusado a las potencias occidentales de intentar rediseñar el mapa de la región, mientras que sus aliados clave, Rusia e Irán, han ofrecido su “apoyo incondicional”.
Los aviones de guerra rusos han intensificado sus ataques contra las zonas controladas por los rebeldes en los últimos días, las milicias apoyadas por Irán han enviado combatientes para reforzar las líneas defensivas del gobierno, y Teherán ha dicho que está dispuesto a enviar fuerzas adicionales a Siria si se lo piden.
Turquía, que apoya a la oposición siria pero ha negado los informes de que está involucrada en la ofensiva dirigida por HTS, ha instado a Al Assad a participar en un proceso político con la oposición para poner fin a la guerra civil de 13 años en Siria.
Mientras tanto, las facciones rebeldes apoyadas por Turquía han aprovechado la retirada del gobierno en el norte para lanzar una ofensiva separada en una zona de territorio cerca de Alepo que estaba controlada por una alianza de milicias liderada por los kurdos, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).
Turquía, que tiene una gran minoría kurda, considera a los kurdos de Siria como una amenaza.
Antes del inicio de la ofensiva rebelde, el gobierno había recuperado el control de las principales ciudades de Siria con la ayuda de Rusia, Irán y las milicias apoyadas por Teherán.
Sin embargo, grandes partes del país seguían fuera de su control.
El último bastión de los rebeldes estaba en las provincias de Alepo e Idlib, que limitan con Turquía y donde vivían más de cuatro millones de personas, muchas de ellas desplazadas de las zonas controladas por el gobierno.
El enclave estaba dominado por HTS, que está catalogado como organización terrorista por la ONU, Estados Unidos, Turquía y otros países porque era una filial de Al Qaeda en Siria hasta que rompió formalmente sus lazos con este grupo en 2016.
Varias facciones rebeldes aliadas y grupos yihadistas también tenían su base allí, junto con facciones del Ejército Nacional Sirio apoyadas por Turquía y fuerzas turcas.
HTS y sus aliados dijeron el 27 de noviembre que habían lanzado una ofensiva para “disuadir la agresión”, acusando al gobierno y a las milicias aliadas apoyadas por Irán de intensificar los ataques contra civiles en el noroeste.
Pero esto ocurrió en un momento en que los aliados del gobierno estaban preocupados con otros conflictos.
El grupo libanés Hezbollah, respaldado por Irán y que fue crucial para ayudar a hacer retroceder a los rebeldes en los primeros años de la guerra, ha sufrido recientemente la ofensiva israelí en Líbano.
Su nuevo líder, Naim Qassem, dijo este jueves: “Estaremos al lado de Siria para frustrar los objetivos de esta agresión tanto como podamos”.
Los ataques israelíes también han eliminado a comandantes militares iraníes en Siria y han degradado las líneas de suministro a las milicias progubernamentales allí.
Rusia también se ha visto distraída por la guerra en Ucrania.
BBC Mundo
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