El Rosedal es uno de los espacios más visitados del Parque 3 de Febrero en el barrio de Palermo. Su estilo y delicadeza lo distinguen por sobre el resto y una de las atracciones que más encanta a los turistas es la temporada de florecimiento que sucede en la primavera. El 24 de noviembre cumplió 110 años y en la actualidad es un emblema que resguarda la memoria de su creador, Benito Carrasco.
En 1913, con 37 años, Carrasco asumió el cargo de Director de Paseos de la Ciudad y destinó parte de sus primeros años a finalizar con el proyecto del Rosedal. Desde 1900 que ingresó a esa dependencia, trabajó por la mantención de las áreas verdes de la capital federal, e incluso lo hizo codo a codo con el francés Carlos Thays, paisajista célebre que, entre otras tantas obras, diseñó el Jardín Botánico.
Thays y Carrasco tenían un vínculo estrecho, ya que el francés fue su director de tesis cuando este se recibió en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires, como Ingeniero Agrónomo. Desde ese entonces, el alumno se convirtió en maestro y aplicó todo lo adquirido en este parque sin igual.
Además de la colocación de diferentes especies de rosas, muchas traídas del exterior, se ocupó del famoso puente helénico, el templete y la pérgola, símbolos artísticos de la arquitectura clásica de ese rincón del Parque 3 de Febrero.
“El progreso de la Ciudad, requería, en materia de paseos, un exponente de su cultura y de su buen gusto, y se pensó en la creación de una ‘roseraie’ o jardín de rosas donde pudiesen reunirse las más hermosas y variadas flores de ese género. El inconveniente estribaba en hallar un paraje adecuado, de fácil acceso y que por su característica especial permitiese dar una idea amplia de la importancia e interés de una obra de esa naturaleza. Felizmente, ambos obstáculos fueron salvados con tanto acierto, que bien puede afirmarse que la ‘roseraie’ porteña tiene una ubicación que puede reputarse de inmejorable”, justifica el fragmento extraído de las memorias de la Dirección General de Paseos Públicos de la Ciudad de Buenos Aires.
Cuando se fundó El Rosedal en 1914, tenía una superficie de poco más de tres hectáreas y 14.650 rosales “distribuidos de acuerdo con la armonía y contraste de los colores, que sobre el fondo verde del césped daban relieve a los tonos”. En ese entonces se catalogaron las variedades por orden alfabético y numérico, que alcanzaban a 1189.
Para su creación se demolió el Pabellón de la Provincia de Mendoza y los trabajos empezaron en mayo de 1914 y finalizaron en septiembre. Además, se emplearon 15.097 m3 de tierra común, 974 de tierra negra, 981 de abono y 3.530 de polvo de ladrillo y cascotes.
En sus cuatro años al mando de la dirección de Paseos de la Ciudad, Carrasco impulsó otros sitios verdes como el de la Costanera Sur y el de la Escuela de Jardineros. Al término de su función pública, se dedicó a encargos privados y fue docente de la cátedra de Parques y Jardines en la UBA. Murió en 1958.
El Rosedal cuenta con diferentes bustos de grandes poetas desperdigados por toda la superficie, en lo que se conoce como el Jardín de los Poetas. Ahí conviven los de Dante Alighieri, Jorge Luis Borges, Antonio Machado, Federico García Lorca y Alfonsina Storni, entre otros.
La arquitectura del puente helénico, la pérgola y el templete recuerdan a la antigua Grecia, cuna de grandes pensadores y filósofos como Platón, Aristóteles y Sócrates.
En la actualidad, El Rosedal tiene 8000 rosas de 93 especies diferentes en un terreno que ocupa cuatro hectáreas. En 2012 fue premiado por el Garden Excellence Award, otorgado por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas (WFRS).
La especie más común es la rosa sevillana, que resalta por su color rojo brillante. Además, otras de las más populares son la Johann Strauss, la Charles Aznavour y la Frederic Mistral, de tonalidades rosadas, y la Elina, de color amarillo claro.
La importancia de El Rosedal es tal que se amalgama con las diferentes propuestas culturales de la capital federal, como en julio de este año, donde se realizó la segunda edición del Secret Garden. Además, tiene un lazo directo con los vecinos, ya que ese mismo mes se realizó la poda anual y se entregaron los esquejes a quienes deseaban tener una parte del parque en sus hogares.
El ingreso al parque se encuentra en la intersección de la Avenida Iraola y la Avenida Presidente Pedro Montt. La entrada es libre y gratuita y se puede visitar de martes a domingo de 8 a 19.30 hs, según consigna el sitio web del Gobierno de la Ciudad.
LA NACION