Por diversas razones, el cobre está tomando la delantera en la minería. La posibilidad de acceder a los beneficios que promete el Régimen Internacional de Grandes Inversiones (RIGI); la creciente demanda mundial del metal y también los precios internacionales en alza (a diferencia del litio, que está en baja) están haciendo que Argentina capte mayor interés de parte de los inversores a nivel global.
En este contexto, representantes de la Unión Europea visitaron recientemente el proyecto cuprífero Los Azules en la provincia de San Juan para escuchar los planes de producción de la minera canadiense McEwen Cooper que proyecta extraer más de 180.000 toneladas anuales de placas de cobre.
Según cuenta Michael Meding, gerente general de esa compañía y presidente del Grupo de Empresas Mineras Exploradoras de la República Argentina (GEMERA), hace dos semanas una comitiva local fue a mostrar las posibilidades de inversión en las provincias argentinas a países como Alemania, que importa dos millones de toneladas de cobre al año. Y en diciembre, volverán a reunirse con los representantes de la Unión Europea, a quienes les expondrán las características de todos las iniciativas en marcha.
Aunque todavía ninguno de los proyectos de cobre está en producción, los más avanzados son Mara, en Catamarca, Taca Taca, en Salta y Josemaría, Los Azules y Pachón, en San Juan.
¿Por qué los potenciales inversores elegirían a la Argentina y no Chile, donde abunda más el cobre? Según Meding, en el país trasandino las aprobaciones para los proyectos se lentificaron en los últimos tiempos y además hay mayor “conflictividad social”, algo que, según el empresario, no existe en la Argentina. “Acá preocupa más la macroeconomía, pero no los conflictos sociales”, señaló.
Otro factor de peso en el negocio son los precios internacionales del cobre, que se mantuvieron durante mucho tiempo en US$ 2 la tonelada (en 2020 costaba US$2,20), llegó a US$ 4,90 y hoy está en US$ 4.
Hasta ahora, ningún proyecto de cobre ingresó al RIGI, el régimen ideado por el Gobierno para atraer inversiones superiores a US$ 200 millones. Pero los Azules -propiedad del multimillonario canadiense Robert McEwen- podría ser el primero. Necesita financiamiento por unos US$ 2.500 millones para comenzar la producción en 2029.
“Hace dos semanas tuvimos una primera reunión con el coordinador del RIGI y con el secretario de Minería Luis Lucero. Ahora la empresa está preparando la información técnica y estimamos que el ingreso al régimen podría concretarse en los próximos meses”, estimó el empresario.
En el proyecto, McEwen Copper tiene socios estratégicos como la automotriz Stellantis, y Rio Tinto, a través de Nuton, una subsidiaria especializada en tecnologías avanzadas que les ofrece una extracción más eficiente del cobre.
Según Meding, «el proyecto Los Azules se caracteriza por su enfoque en la sostenibilidad: operará al 100% con energías renovables y una huella hídrica mínima durante su etapa de producción». Además, será el primer proyecto en la Argentina en producir cátodos de cobre (el cobre de mayor pureza), a diferencia de los otros que prevén extraer el producto «concentrado».
Actualmente, la demanda mundial de cobre es de 25 millones de toneladas anuales y se calcula que, para el año 2035, se duplicará. Entre los principales compradores se alinean China y La India.
En los últimos 20 años, la demanda de cobre creció un 60% y la producción mundial no logra cubrir la demanda. Primero, por el crecimiento de la población mundial y también por el acuerdo de electromovilidad que implica la fabricación de autos eléctricos y paneles solares que insumen el metal. «Los autos eléctricos llevan entre dos y cuatro veces más de cobre que los convencionales», agrega el directivo.
Según la Cámara Argentina de Empresas Mineros (CAEM), el país podría posicionarse en la próxima década como el quinto productor mundial de cobre, detrás de Chile, Perú y la República Democrática del Congo.
NE