Vélez y Argentinos Juniors definirán esta tarde uno de los finalistas de la Copa de la Liga. En toda la historia se enfrentaron 154 veces con una clara ventaja para el Fortín: 74 triunfos contra 39 y 41 empates. Tienen tres mano a mano, uno inolvidable, como el Nacional 85. Antes, desempataron el segundo puesto del Metro, clasificatorio a la final: ganó Vélez 4 a 0. Después, en la Sudamericana 2011, que también pasó el equipo de LIniers tras un 0-0 y un 4 a 0. Pero vale recordar los cuatro choques de hace 39 años, del último torneo Nacional, que se jugó de una manera muy atípica: a doble nocaut. Es decir, un equipo tenía que perder dos veces para quedar eliminado.
José Yudica era el técnico de Argentinos y Alfio Basile el de Vélez. El Piojo y el Coco comulgaban un estilo futbolístico parecido, en función de la riqueza técnica que tenían en sus planteles. Yudica comenzó su carrera como entrenador en 1975 en Altos Hornos Zapla, se había consagrado campeón del Metropolitano de 1978 con Quilmes y había ascendido a San Lorenzo en 1982. Llegó a Argentinos, que había ganado el Metro 1984, para reemplazar a Roberto Saporiti.
Basile también tuvo sus primeras armas como técnico en 1975, pero en el banco de Chacarita. Su mejor actuación hasta entonces había sido en el Nacional 1980 con Racing de Córdoba, que perdió la final con Rosario Central. Llegó a Vélez en 1984, cuando todavía jugaba Carlos Bianchi e hizo debutar en Primera a Carlos Fernando Navarro Montoya. En el Metro que ganó Argentinos, terminó sexto.
Del Nacional 85 participaron 32 equipos, divididos en ocho zonas de cuatro equipos cada uno. Argentinos ganó la F, que integró con Chacarita, Central Norte de Salta y Belgrano. En esa etapa registró un resultado histórico: 8-0 a los salteños, con 5 goles de Pedro Pasculli. Vélez estuvo en el Grupo G, con San Martín de Tucumán, Argentino de Firmat y Juventud Alianza de San Juan. Compartió el primer puesto con los tucumanos, pero quedó segundo por diferencia de gol.
Argentinos y Vélez llegaron a la final de la rueda de ganadores. El Bicho había eliminado a San Lorenzo, San Martín de Tucumán y Ferro. Vélez, a Boca, Newell’s y River. El primer partido se jugó el 9 de julio en la Bombonera y fue un contundente 2-0 del equipo de Yudica, con un gol olímpico del Panza Mario Videla y Sergio Batista.
“Argentinos quiere jugar bien al fútbol y juega. Sin tanto rebusque teórico. A veces juega mejor y a veces peor, pero juega. Vélez también se desenvuelve dentro del mismo pensamiento”, explicaba Horacio Pagani en la edición de Clarín del día siguiente. Los dos jugaban con un 4-3-3, con líneas de ataque muy recordadas: Castro-Borghi-Ereros y Hernández-Gabrich-Comas.
La revancha se jugó el 17 de julio en Vélez, que ganó 2-0 con goles de Jorge Comas y el tucumano Juan José Meza. Al quedar en el global 2-2, hubo alargue y luego penales. Argentinos se impuso 4-2 y fue el vencedor de la rueda de ganadores. Otra vez el equipo de Yudica fue muy superior a su rival, en especial por el juego desplegado en el primer tiempo.
En la final de la rueda de perdedores, Vélez le ganó 2-1 a River en Huracán, el 7 de agosto, y se clasificó para jugar la final por el título. Lo esperaba otra vez Argentinos. A esa altura, ya había comenzado el torneo de Primera 1985/86.
La última etapa del Nacional se jugaba en los huecos que se encontraban durante la semana, entre la Copa Libertadores y las Eliminatorias para el Mundial de México 1986. Un mes y once días pasaron entre la final de la rueda de ganadores (17 de julio) y la del campeonato (28 de agosto). Con un triunfo, Argentinos era campeón. Si ganaba Vélez, forzaría una nueva final, por aquello de la doble eliminación. El Bichi Borghi adelantó al Bicho y el empate llegó a través de un gol de Jorge Olguín, en contra. El 1-1 obligó a un alargue y otra vez la definición por penales, en la que se impuso Vélez por 4-3.
“Argentinos llegó a la cancha de River con la misma honestidad futbolística de su estilo que lo viene identificado en las últimas temporadas”, dice el comentario de Clarín. Y agrega: “Vélez decidió manejarse con otros conceptos. Dignos, al fin de cuenta. Pero menos audaces, sin ninguna duda. Basile, el técnico ideó una fórmula para impedir que Argentinos pudiera armarse en el medio”.
En las dos primeras finales, Argentinos había sido superior en el juego, estaba claro. Por eso el Coco, para esta definición, tomó recaudos. Los mismos que en la segunda final, la del miércoles 4 de septiembre, que fue electrizante como las anteriores.
Dos formaciones que podían recitarse de memoria. De un lado, Vidallé; Villalba, Pavoni, Olguín, Domenech; Commisso, Batista, Videla; Castro, Borghi y Ereros; del otro, Navarro Montoya; Lucca, Larraquy, Cuciuffo, Bujedo; Gissi, Coloccini (Fren estaba lesionado), Meza; Hernández, Gabrich y Comas.
Tras el 0-0 del primer tiempo, llegaron los goles. Pepe Castro marcó el primero a los 6 minutos e igualó Comitas a los 14. Después, Navarro Montoya le atajó un penal a Olguín y estiró la incertidumbre. Faltando diez minutos, con un derechazo desde afuera del área, Checho Batista estableció la victoria.
En aquellos días de septiembre, Argentinos también dominaba en el arranque del torneo local, con 14 puntos, junto a River y Deportivo Español. Además, le había ganado el desempate del grupo a Ferro (3-1 el 11 de setiembre) y se disponía a comenzar la fase semifinal de la Libertadores, que ganaría el 24 de octubre.
Fue el último Nacional, que tras la reestructuración propuesta por Julio Grondona se transformó en la principal categoría de Ascenso, con 13 plazas fijas para los equipos del Interior. La Copa aún se conserva en el museo del club, testimonio de un brillante campeón ante un digno subcampeón. De esos duelos que no se olvidan.