La televisión abierta, producto de la crisis económica y la falta de ideas, se convirtió en un gran panel donde se tratan todos los temas de siete de la mañana a doce de la noche. Así es como la semana pasada pudimos ver como se debatía desde la separación de Flor Vigna y Luciano Castro al tratamiento de la Ley Ómnibus en el Congreso sin escalas. Atrás quedaron los días donde la pantalla chica estaba repleta de ficciones, programas de humor o magazines que no se dedicaran exclusivamente al espectáculo.
El debut en 2023 de Noche al Dente fue una bocanada de aire fresco para una TV repetitiva y poco original. Con un formato similar al de Los Mammones, la productora Jotax, eligió a Fernando Dente para ocupar el espacio que dejó Jey Mammón con su ida a Telefe. El desafío de este nuevo proyecto era, por un lado, cautivar a esa audiencia que quedó huérfana de un late show a medianoche y por el otro, marcar una diferencia fuerte con su antecesor.
La elección de Fernando Dente para la conducción de este ciclo fue un hallazgo. El talentoso actor, amante del teatro musical entró a los medios por un reality. Durante la crisis de 2001 tuvo que elegir si seguía una de sus pasiones, ser jinete y andar a caballo, o pagar la cuota de la escuela de Hugo Midón. Junto a él realizó su primer trabajo profesional cuando tenía quince años interpretando a Cable en el musical Derechos Torcidos. Probablemente, las coreografías que hacía en secreto al ritmo de MTV, en su departamento del barrio de Flores, lo llevaron a participar de High School Musical: La Selección, el programa de tv que buscaba a los protagonistas del proyecto en 2007. Aquel fue el comienzo oficial de su carrera, a los diecisiete años, aunque de niño fue parte de una versión independiente de Mi Bella Dama y ya había participado en El sueño del Payaso Maravilla.
High School Musical fue empezar a jugar en primera para Dente y de allí en más no paró. Tras el éxito de este proyecto, participó de la versión local de Hairspray y Despertar de Primavera, por el cual ganó el premio Hugo al Teatro Musical como mejor actor protagónico. Tiene en su haber varios éxitos en el rubro: Peter Pan, todos podemos volar; Aladín; Casi Normales; Tango Feroz; La Novicia Rebelde y Kinky Boots, junto a Martín Bossi.
Su carrera en televisión le permitió participar en ficciones pero también ser parte de realities. En 2015 y 2019 compitió en “Bailando por un sueño”. También estuvo en Tu cara me suena, y en 2022 fue Brillo, el unicornio de ¿Quién es la máscara? y logró ganar el certamen de Telefe. En materia de ficción comenzó con el personaje de Macu, en Enseñáme a vivir, en la pantalla de eltrece, y participó de Violetta y Bia, un mundo al revés, en Disney Channel.
El año pasado incursionó en la dirección del exitoso musical Heathers, en la calle Corrientes, basado en la película homónima que pone el foco en los dramas adolescentes. En mayo de 2024 montará la versión local de Rent, la obra de Jonathan Larson, que causó furor en el off Broadway en los años 90. El impacto de la temática fue tal debido a que la trama gira sobre la pandemia del HIV que golpeó tan fuertemente en todo el mundo en los ochenta, y se mantuvo 12 años en cartel.
La vida personal de Fernando siempre fue muy intensa: como muestra basta contar que se enteró que era hijo de un sacerdote en la adolescencia. Su madre, Ada Rizzuti, en medio de un impasse con su marido, se acercó al cura, que era el catequista de sus hijos mayores, y se enamoró. La mujer quedó embarazada y el clérigo estaba decidido a dejar los hábitos, pero ella se arregló con su esposo. A una determinada edad, Dente lo buscó para conocerlo, pero las cosas no salieron como lo que podría esperar un hijo de un encuentro con su padre. A los diecinueve años tuvo que sobrellevar la muerte de su madre, víctima de un cáncer de mama, que lo marcó para siempre.
El formato de late show nunca tuvo demasiado éxito en la Argentina, aunque las últimas experiencias de Germán Paoloski en Telefe, y los anteriormente nombrados, generaron un poco de esperanzas. En su primera temporada a Noche al Dente no le fue nada mal, su promedio más alto estuvo arriba de los 4 puntos, números nada despreciables para la pantalla de América. Con un nivel de invitados poco común para la pantalla chica y algunas buenas ideas, logró instalarse. Esta segunda etapa es más complicada, ya que su competencia es nada más y nada menos que Gran Hermano. En su primera semana al aire cosechó 1.4 de rating, en un verano de poco encendido.
En lo que a Fernando Dente se refiere, la televisión ganó un conductor fresco que tiene un largo camino por delante. Si bien se lo vio muy cómodo desde el primer momento en su rol de entrevistador, tiene que evitar las constantes referencias personales más cercanas al actor que al host; de él depende mantenerse en ese perfil y no dejarse tentar por las luces del centro, que muchas veces marean y provocan proyectos fallidos, especulando con un éxito express que no le sirve a nadie.