Carlos Alberto Luna fue parte de la guerra y tres décadas después tuvo que volver a luchar. Esta vez, contra el cáncer de próstata.
02 de noviembre 2023, 09:14hs
Entrevista a Carlos Alberto Luna, excombatiente de Malvinas y paciente oncológico.
1982 seguramente sea uno de los años que más marcaron a una generación, fundamentalmente a los que estuvieron en el frente de batalla. Entre ellos, en la fuerza aérea, estuvo Carlos Alberto Luna que sobrevivió a la guerra de Malvinas pero años después le tocaría enfrentar otra batalla más personal, pero igual de dura.
En 2012, el excombatiente fue diagnosticado con cáncer de próstata, recibió tratamiento y se recuperó positivamente. Pero luego de diez años de controles habituales, las alarmas se dispararon nuevamente: la enfermedad había vuelto.
Carlos ya había recibido terapia de rayos en su primera incursión con el cáncer, por lo que en esta segunda etapa muchos le recomendaban que no volviera a someterse a una técnica así. Sin embargo, concurrió a CETAC Juncal en donde luego de una serie de estudios le dijeron que podía recibir radiología nuevamente.
El Centro de Tratamiento de Alta Complejidad Juncal cuenta con la tecnología más avanzada del país en el campo de la radioterapia. En él, los pacientes oncológicos pueden acceder a todas las técnicas que existen en este área a nivel mundial basadas en Aceleradores Lineales de Electrones (ALE).
Carlos, al haber recibido dos tratamientos, ahora mira para atrás y los compara: “La primera vez, yo recibí 43 sesiones de rayos y en esta segunda vuelta, en Juncal, hice 5 nada más. Obviamente son 10 años de avances, 10 años de nuevas tecnologías”.
Pero el exintegrante de la Fuerza Aérea también destaca otro punto importante en este segundo tratamiento: “Además de la recuperación, me quedo con la calidad humana que tiene el equipo que trabaja en CETAC Juncal: no solo los doctores, sino también los técnicos. Llevar adelante un tratamiento de estos no es fácil, hay que trabajarlo mucho psicológicamente y me fui muy a gusto”, enfatiza Luna.
Hoy por hoy, Luna lleva una vida normal y no tuvo efectos colaterales.