Soledad aún tiene fijada aquella llamada tardía, invernal. Era una mujer que le dijo que estaba en medio del campo, en una zona rural. Sonaba angustiada y nerviosa. Le contó que sufría violencia, que su pareja le pegaba, la maltrataba. Soledad le pidió su ubicación y que tomara nota: le iba a pasar direcciones y teléfonos locales donde asesorarse y pedir ayuda. Entonces comenzaron a escucharse extraños ruidos de madera, como martillazos, y luego chirridos. A las apuradas, la mujer había tallado una suerte de lápiz para escribir los datos en un tronco.
Esa voz, esos ruidos, toda la escena le dejaron en claro a Soledad la imposibilidad de imaginar dónde y en que condiciones puede estar quien decide comunicarse con la Línea 144. «Se escuchan llantos, gritos, cosas horrorosas, pero para mí las situaciones más difíciles de escuchar son las de abuso sexual, sobre todo infantil», dice..
Soledad López tiene 42 años, es psicóloga y trabaja en la Línea 144 desde su creación, en 2013. Entonces cursaba el postítulo de Educación Sexual Integral en el Instituto Joaquín V. González, y se enteró de la convocatoria: «Mandé enseguida mi currículum porque me entusiasmó mucho la idea de trabajar en el ámbito nacional para algo tan importante, era un gran desafío». .
Soledad López, ahora, en el equipo de Salud Mental de la Línea. Foto: Guillermo Rodríguez Adami.
Sin respiro
Uno de los requisitos de la Ley 26485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, de 2009, fue la creación de una línea gratuita y nacional de atención, que se puso en funcionamiento en septiembre de 2013.
Desde entonces la Línea 144 funciona todos los días las 24 horas. Atiende a personas que están en situación de violencia de género abordando todos los tipos y modalidades de violencia: física, psicológica, sexual, económica y patrimonial, simbólica, política, doméstica, institucional, laboral, contra la libertad reproductiva, obstétrica, mediática.
Atiende, en promedio, 340 comunicaciones por día, 10.400 al mes y 125 mil al año. Todas lo que se habla es confidencial. Quienes responden son profesionales de la psicología, el derecho, el trabajo social. Se puede marcar el 144, mandar mail a [email protected], escribir un whatsapp al 11-2771-6463 o entrar a la app 144.
Las oficinas de la linea 144 que brinda atención a cientos de personas por día. Foto. Maxi Failla Al principio eran 32 las personas atendiendo, hoy se quintuplicaron porque se multiplicó la cantidad de personas que llama. Sobre todo después de algunas situaciones, como el Ni Una Menos. El 3 de junio de 2015 las plazas del país desbordaron de gente reclamando el fin de la violencia machista, y el «Ni Una Menos» fue un antes y un después para la Línea 144: a comienzos de 2015 se recibían 1500 comunicaciones a la semana. Tras la marcha llegaron a ser 13.700.
«Es muy duro. Se trabaja los fines de semana, los feriados, de noche. Tenemos un día de prevención de burnout (agotamiento) -cuenta Soledad-. Atender la línea implica estar al teléfono seis horas seguidas en atención directa, Estás en alerta contínua, sin saber quién estará del otro lado y qué vas a escuchar».
¿Qué se escucha?
«Se escuchan personas, en general mujeres, llorosas, nerviosas, que están amenazadas de muerte, que tienen miedo de ser víctimas de un femicidio, que cuentan desapariciones de mujeres, abusos sexuales. También llaman chicos para contar que el padre o el padrastro le está pegando a la madre -detalla Soledad-. Todas son siempre situaciones complejas, difíciles. Y al escucharlas podés sentir impotencia, es una tarea que quema».
Si la situación de violencia está ocurriendo en ese momento se avisa al 911, que es la línea de urgencia. También se puede hacer un puente con la Línea 137, del Programa de Víolencia Familiar del Ministerio de Justicia, o si se trata de cuestiones que afectan específicamente a niñas, niños y adolescentes, se llama a la Línea 102 de la Senaf (Secretaría Nacional de Niñez y Adolescencia).
No hay límites en la conversación, que puede dudar desde minutos hasta una hora. «A veces son consultas banales, o alguna información. Pero cuando se trata de situaciones de violencia hay que escuchar, contener, guiar, armar una estrategia de seguimiento, pensar qué es lo mejor en cada caso. Si denunciar, y en ese caso en dónde, o armar una red, y cómo», dice Soledad. Las realidades de las provincias son muy dispares. Las hay con áreas de género y sistemas judiciales que funcionan bien y otras que no tanto.
También cuenta que los contenidos de las conversaciones se complejizaron. Al comienzo eran consultas más superficiales. Ahora llaman muchas mujeres que ya están en procesos judiciales, con órdenes de restricción de acercamiento, y aún se sienten desprotegidas o no escuchadas: «Hay más información, pero hay instituciones que siguen siendo muy patriarcales y también se mezclan muchas variables de vulnerabilidad. No está bajando la violencia».
Las personas que trabajan en la Línea 144 tienen un día de prevención del burnout. Foto. Maxi Failla.
Pandemia
El aislamiento obligatorio por el Covid aumentó las situaciones de violencia doméstica y la imposibilidad de moverse. Entonces la Línea abrió más canales de comunicación y fue declarada servicio esencial en el marco de la emergencia sanitaria. «La pandemia terminó de instalar este servicio, que es de vanguardia, por el compromiso, la llegada, el asesoramiento y acompañamiento», dice a Clarin Laurana Malacalza, de la Subsecretaría de Abordaje Integral de las Violencias por Razones de Género del Ministerio de Mujeres Géneros y Diversidad.
«No es un call center sino un servicio de calidad ante una problemática social que es muy grande en el país. Los llamados no tienen límite de tiempo y quienes responden son profesionales, que luego hacen un seguimiento de los casos», agrega Malacalza.
Las personas sordas e hipoacúsicas ya pueden usar la línea a través de videollamadas, y ahora se trabaja para que también puedan llamar personas no hispanoparlantes.
La «Encuesta de prevalencia de violencia contra las mujeres» mostró que la mitad de las mujeres sufrió violencia por parte de su pareja o un ex. Y que los hijos e hijas fueron testigos de los maltratos y humillaciones. En estos diez años la Línea 144 atendió un millón de llamados e intervino directamente en 319.168 casos de violencia, una situación cada 15 minutos. Un servicio esencial.