Esta tarde, Djokovic y Medvedev definirán el campeón del Abierto de los Estados Unidos Su infancia en Virginia, su lucha contra el racismo y su temprana muerte por sida a los 49 años.
10 de septiembre 2023, 05:18hs
Cincuenta años le alcanzaron a Arthur Ashe para dejar una profunda huella en el mundo del deporte y la sociedad. La leyenda del tenis nació el 10 de julio de 1943 en Richmond, Virginia, y falleció el 6 de febrero de 1993. A lo largo de su vida, se destacó no solo por sus logros en la cancha, sino también por su compromiso social y su lucha contra la discriminación racial y la injusticia. Fue (y es) tan grande su legado, que el US Open le puso su nombre al estadio de la final.
La infancia de Ashe estuvo marcada por la segregación racial. Richmond, su ciudad natal, tenía muy presente la diferencia entre blancos y negros y nada iba a ser fácil para él. A los 7 años, edad en la que empezó a practicar tenis, sufrió la muerte de su mamá y quedó al cuidado de su padre, un hombre muy estricto que le inculcó el trabajo, la disciplina y el respeto por el otro, algo innegociable.
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“Desde temprana edad, aprendí que si quieren tener éxito en la vida, debes ser implacable con lo que más te importa. La gente con éxito lo es porque ama lo que hace”, había señaldo Ashe en su autobiografía “Days of Grace”, publicada en 1994.
El mago
Ashe tuvo la particularidad de hacer parte de su carrera de manera amateur, antes de que surgiera el profesionalismo de la denominada “era abierta”. En ambos períodos se destacó de gran manera, ganando títulos nacionales e internacionales.
En 1963, se convirtió en el primer afroamericano en representar a Estados Unidos en la Copa Davis, un logro histórico que marcó el comienzo de su carrera internacional.
La era abierta del tenis comenzó en 1968 con la introducción de torneos de tenis profesionales, lo que benefició de gran manera al tenista. En ese mismo año, ganó el Abierto de Estados Unidos, convirtiéndose en el primer afroamericano en lograrlo. Este hito no solo destacó su habilidad en la cancha, sino que también simbolizó la apertura del tenis a un grupo más diverso de jugadores.
Como monarca negro en un deporte de blancos, Arthur Ashe llegó a ser número dos del ranking de la ATP en 1976, cuando convivía con una generación extraordinaria, que tenía como representantes a Bjorn Borg, a Jimmy Connors y a Guillermo Vilas, entre otros.
Como singlista ganó 33 certámenes, entre ellos tres de Grand Slam: el US Open de 1968, el Abierto de Australia de 1970 y Wimbledon en 1975. En dobles obtuvo 14 coronas en el circuito. También conquistó cuatro veces la Copa Davis. Pero su sello excedió lo meramente estadístico e incluso lo deportivo.
“Arthur, tienes que hacer algo”
A comienzos de los años 60, y a diferencia de otros deportistas como Muhammad Ali o Kareem Abdul-Jabbar, Arthur Ashe prefirió no ponerse al frente ni manifestarse en las luchas por los derechos civiles. La fuerte influencia de su padre, que le había enseñado a convivir con la segregación racial y a no meterse en ese tipo de cuestiones, lo mantuvieron alejado en un comienzo. De hecho, muchos lo consideraban un “Tío Tom”, descripción para aquellos negros que preferían mantenerse al margen de la lucha.
Sin embargo, esto iba a cambiar y la realidad le iba a poner un límite que lo hizo reflexionar. En 1969, Ashe intentó jugar el ATP sudafricano pero el gobierno de Pretoria le negó la visa en pleno Apartheid. Ya había ganado el Abierto de Estados Unidos en 1968 y, un año después de la negativa sudafricana, lograría su segundo Grand Slam en el Abierto de Australia.
Se volvió un fuerte crítico de lo que ocurría en el país africano y abogó por el boicot deportivo de Sudáfrica. Fue uno de los líderes en la campaña para presionar a las organizaciones deportivas a que se retiraran de eventos en ese país.
“Vi que otros atletas negros usaban su influencia y poder para expresar posiciones políticas. Y en cierto momento dije: ‘Arthur, no podés quedarte a un costado mientras eso pasa. Tenés que hacer algo’”, explicó en declaraciones que aparecen en el documental “El Ciudadano Ashe” (2021).
Ya retirado se metió de lleno en la pelea contra el racismo, tanto que fue encarcelado un par de veces: en 1985 por manifestarse frente a la embajada de Sudáfrica en Washington, y en 1992 por protestar frente a la Casa Blanca contra la represión contra refugiados haitianos.
El sida y el legado tras su muerte
A una temprana edad, Arthur Ashe empezó a tener serios problemas de salud. En 1979, sufrió un ataque al corazón durante un vuelo lo que lo obligó a operarse de urgencia. Esta experiencia le iba a cambiar la vida: no solo lo llevó a retirarse del tenis profesional, sino que también se cree que allí se contagió de Sida durante la transfusión de sangre que recibió.
Ash fue diagnosticado con el VIH en 1988, aunque recién lo hizo público en 1992, seis meses después de que lo hiciera Magic Johnson, presionado por los medios de comunicación.
El diario, USA Today, le avisó que había accedido a una información que el tenista había intentado mantener en reserva, para preservar a su familia y porque temía que la estigmatización social que había por entonces con la enfermedad pudiera nublar sus luchas sociales.
“Estoy enojado porque me pusieron en la posición de tener que mentir si quería proteger mi privacidad”, declaró en la rueda de prensa en la que le contó al mundo lo que le sucedía.
En esa conferencia, Ashe iba a hacer una de las reflexiones más importantes de su vida, una frase que aún perdura: “En el mundo 50 millones de chicos juegan al tenis, 5 millones aprenden a jugarlo, 500 mil empiezan a jugarlo bien, 50 mil entran al circuito, 5 mil llegan a jugar un Grand Slam, 50 llegan a Wimbledon, cuatro alcanzan las semifinales, dos llegan a la final. Cuando levantaba la copa nunca le pregunté a Dios ‘¿Por qué a mí?’. Hoy, con mi enfermedad, tampoco debería preguntárselo”.
Después de su diagnóstico, Ashe se convirtió en un defensor apasionado de la concienciación sobre el Sida. Fundó la Fundación Arthur Ashe para la Lucha contra el SIDA para recaudar fondos para la investigación y la educación sobre esta enfermedad. Su valentía al hablar abiertamente sobre su propia enfermedad ayudó a reducir el estigma asociado al VIH y alentó a otras personas a hacerse la prueba y buscar tratamiento. No dejó de hacerlo ni un día hasta que falleció en 1993 a los 49 años.
Ashe creía en la importancia de la educación y estableció programas de becas para ayudar a jóvenes promesas del tenis y otros deportes. Su compromiso reflejaba su creencia en la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de su origen racial o económico.
Hoy, su esposa y su hija, llevan adelante el legado de este hombre al que solo 50 años de vida le alcanzaron para convertirse en un referente mundial del deporte y la sociedad.
Wimbledon 1975, el torneo que convirtió en leyenda a Arthur Ashe
El 5 de julio de 1975 Arthur Ashe se convertiría en una leyenda del tenis después de ganarle la final de Wimbledon a su compatriota Jimmy Connors, una de las jóvenes promesas que había conquistado el circuito. Aquel el niño nacido en Virginia se convertía en el único tenista masculino afrodescendiente que conquistaba el trofeo del All England.
Antes lo había ganado Althea Gibson, otra afroamericana, de Carolina del Sur, en 1957 y 1958; luego lo harìan las hermanas Venus y Serena Williams. En varones apenas MaliVai Washington llegaría a la final en1996, partido que perdería ante el holandés Richard Krajicek.
US Open: el estadio más grande del mundo lleva el nombre Arthur Ashe (Chekkk nombres)
Este domingo Carlos Alcaraz y Novak Djokjovic jugarán la final del US Opne, en lo que será otro partido memorable. Lo harán en la cancha Arthur Ashe, la pista principal del torneo y las más grande del mundo, que posee una capacidad de 23.771 espectadores.