Cuando Nicolás Ramírez pitó el final del pálido empate 1-1 de Racing contra Barracas Central en Avellaneda, se percibió con más fuerza que nunca la resignación y la bronca de los hinchas académicos. Algunos optaron por los silbidos, otros prefirieron salir rápido del Cilindro como intentando borrar lo vivido minutos antes. Ya en los pasillos del Presidente Perón, durante la desconcentración, las críticas alcanzaron a todos por lo que nadie se salva en esta crisis futbolística de Racing: dirigentes, jugadores y cuerpo técnico quedaron en el ojo de la tormenta.
La tabla de posiciones no deja mentir: Racing se ubica en el puesto número 13 y ganó tan solo 7 de 21 partidos (empató 6 y perdió 8).
Fernando Gago es un entrenador que no suele caer simpático por su forma de ser. Ni vende humo ni desborda carisma el ex volante de Boca, por eso nunca terminó de ser apropiado por los hinchas de Racing, muy a pesar de los dos títulos (Trofeo de Campeones de 2022 y la Supercopa Internacional de 2023) que consiguió en el club de Avellaneda.
No generó consenso la llegada de Gago en octubre de 2021 por su flojo desempeño en Aldosivi. Así, los primeros meses fueron turbulentos. Pero la cuestión cambió en 2022, cuando el equipo académico fue uno de los que mejor juego desplegó en el fútbol argentino. Igual, un par de voces en contra se escuchaban. ¿Qué es lo que se le critica al técnico? Su negativa influencia en el mercado de pases (no se puso firme para pedir refuerzos); sus caprichos futbolísticos, como mantener entre los más utilizados a jugadores cuestionados como Maximiliano Romero, Jonatan Galván, Emiliano Insua, Nicolás Reniero; las reiteradas falencias en la pelotas paradas; la apatía con la que a veces juega el equipo; y su obstinación por el esquema táctico 4-3-3, especialmente luego de la lesión ligamentaria de Johan Carbonero.
«Entiendo el enojo de la gente porque nosotros también estamos enojados. Cuando los resultados no son positivos, tratamos de sacar cosas buenas. El primer tiempo fue bueno y tenemos que trabajar para poder darle continuidad a eso. El segundo tiempo no lo jugamos, nos metimos muy atrás y le cedimos espacios al rival y eso no nos gusta porque ese no es el camino”, señaló Gago luego del empate contra Barracas. Y aclaró: «Yo tengo contrato hasta diciembre en Racing y no voy a escuchar a ningún otro club».
Un número alto de los futbolistas que integran el plantel son resistidos por los hinchas. Incluso algunos son silbados durante los partidos, particularmente los atacantes de referencia. En la igualdad ante Barracas, el apuntado fue Maximiliano Romero, que perdió cuatro chances claras de gol. Los números en Racing del delantero de 24 años no son buenos: 7 goles en 43 partidos. La misma cantidad de festejos tiene Nicolás Reniero, pero en 47 juegos. ¿Y Paolo Guerrero? 3 gritos en 19 duelos. Un dato para graficar el mal presente de los puntas académicos: los 10 primeros goleadores del campeonato son delanteros de área (Santos, Vegetti, Retegui, Leandro Díaz, Cauteruccio, Ávalos, Beltrán, Nicolás Fernández, Véliz y Adrián Martínez).
Pero los críticas no son exclusivas de los delanteros. En la defensa, Galván e Insúa sufren los reproches cada vez que les toca jugar en el Cilindro. Cardona, por su parte, ya es un capítulo cerrado. Existe también un grupo al que se le tiene poca paciencia: Jonatan Gómez, Nicolás Oroz, Héctor Fértoli, Facundo Mura y algunos más. Lo que más molesta, siempre según los hinchas, es la falta de ganas o rebeldía.
«Los jugadores no tienen falta de actitud y de eso estoy convencido. Se trabaja, se entrena, se trata de buscar las jugadas que puede tener el rival, pero hay momentos que se busca la resolución y eso lo hace el jugador adentro del campo. Vamos a seguir trabajando”, explicó Gago. Y respaldó a Romero. «Maxi hizo expulsar a un rival y tuvo movimientos que generaron espacios para los compañeros. Para mí es un jugador extraordinario y confío muchísimo en él».
Y es tan honda la crisis futbolística de Racing, que las balas alcanzan a los dirigentes. Los insultos al presidente Víctor Blanco ya se escuchan -con timidez, es cierto- en el Cilindro. Bastante más: un grupo reducido de hinchas cantaron por Diego Alberto Milito tras la igualdad ante Barracas Central. El de Milito es un cántico de guerra, claro. Otro de los señalados es Rubén Capria, el secretario deportivo.
A Blanco, a quien se lo valora por poner de pie al club, se le pega por los últimos mercado de pases, por no dar un salto de calidad. Dicen los simpatizantes del elenco de Avellaneda que vendió por mucho, que compró por poco y que no existen grandes obras. Y que la gran deuda es a nivel internacional. Encima, las apuestas más fuertes no dieron grandes resultados (Cardona y Nardoni) y no se pudo retener a Matías Rojas.
«Uno busca el equilibrio. Racing ha invertido. Compró a Moreno, a Nardoni, han llegado jugadores con el pase en su poder, pero con jerarquía, como el caso (Emiliano) Vecchio, y también está la habilidad de ver posibilidades, que pueden rendir o no, como el caso de Maximiliano Romero. La verdad, no comparto que no tengamos un buen plantel. Si al comienzo del campeonato se dijo que estábamos casi a la par de Boca y River», le dijo Blanco a Clarín el mes pasado. Y sumó: «A la gente la entiendo. Si hasta yo rompí el carné más de una vez. Fue en la época de Juan De Stéfano, cuando veía que perdíamos todo y encima no le pagaban a los jugadores. Entendía que mi plata no se utilizaba para lo que correspondía».
A Racing, como a Boca, el buen presente en la Copa Libertadores le funciona como escudo protector. Pero la crisis futbolística cada vez se agrava más, la resistencia empieza a debilitarse y los apuntados son todos, absolutamente todos.